elecciones castilla y león
Herrera lidera la búsqueda de pactos en el PP, pero no aclara su futuro
«No descarto nada. Tengo derecho a pensar en mí mismo», apunta a los suyos
Lentes oscuras para no ver más allá sobre si finalmente Juan Vicente Herrera seguirá siendo el candidato popular a la Presidencia del Gobierno regional en la sesión de investidura que debe celebrarse antes de que acabe junio. Las dudas siguen sin aclararse, e incluso crecen. «No podéis decir que voy a ser el candidato», zanjó el propio Herrera. Así que el PP de Castilla y León se puso ayer las gafas de distancia corta y fijó la vista en el 13 de junio -fecha de constitución de los ayuntamientos- y 16 -prevista para la de las Cortes-. Mandan los cristales ahumados para no mirar más allá -a menos de cara a la galería- de esos dos días marcados en rojo, antes de los cuales tendrá que desplegar todo su poder de negociación que le permita gobernar, aunque sea en minoría, en varias capitales, diputaciones y en la propia Junta.
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Y es que, aunque saber si Herrera acudirá a la sesión de investidura era ayer la mayor incógnita con la que los barones provinciales y la cúpula del partido acudía a la reunión -casi a modo de gabinete de crisis- después de que este martes él mismo abriera la puerta a la posibilidad de no ser él quien aspire a ocupar el sillón de mando, poco al respecto se dilucidó en las casi tres horas reunión celebrada en la sede regional del partido en Valladolid. El asunto de la sucesión no se abrió y Génova ya se encargó este martes de llamar a los barones provinciales para dejarles claro que en caso de sucesión es el Comité Electoral Nacional el que tiene la última palabra.
«Desolado y abatido»
«No descarto nada, pero tengo derecho a pensar en mí mismo», les dijo a los suyos el presidente regional del PP, quien se mostró «muy desolado» y abatido -el rostro serio le acompañó a su llegada- tras los resultados del domingo, en los que su formación se dejó escapar más de 228.000 votos respecto a los comicios de 2011 y con ellos la mayoría absoluta de la que había gozado durante los últimos seis mandatos, tres de ellos con él como cabeza de cartel.
Algunos, como Antolín Sanz, sí fueron claros y contundentes, y reclamaron que ahora lo que toca es formar gobierno y otro partido y «no» es momento de cambiar de jefe. De hecho, ya antes de entrar el presidente abulense advirtió de que «sería un gran error político que pagaríamos» cambiar de candidato. «Hay que seguir, hay que gobernar. Por respeto a los ciudadanos», afirmó Antolín Sanz, uno de los cuatro presidentes que tomó la palabra -junto al leonés Eduardo Fernández, el vallisoletano Ramiro Ruiz Medrano y el secretario regional, Alfonso Fernández Mañueco- en la recta final del encuentro y cuando se abordó la incertidumbre sobre la continuidad de Herrera.
Por el momento, el PP se pone una meta más a corto plazo, en la que Herrera sí llevará las riendas. Será quien «lidere en primera persona» el equipo de trabajo creado para «garantizar y trabajar en la estabilidad» de las diferentes instituciones, desde el ámbito local, pasando por el provincial y hasta el autonómico, de cara a la constitución de ayuntamientos, diputaciones y las propias Cortes, haciéndolo, además, desde una visión global. Es, según explicó después el portavoz de campaña, Carlos Fernández Carriedo, «la única, absoluta y principal prioridad» que ahora marca la formación y el propio presidente autonómico.
«Asume el liderazgo no sólo pensando en las Cortes, sino en todas las instituciones de Castilla y León», puntualizó el también presidente del PP de Palencia. Aseguró que Herrera «tiene claro que tiene que asumir» esa «responsabilidad» -en este momento «no hay otra» más que ésa, llegó a afirmar- y «ejercer de presidente del Partido Popular de Castilla y León» en este proceso al que la formación se enfrenta por primera vez dados los resultados «insatisfactorios» cosechados este domingo.
Herrera asume un «trabajo que no es sencillo» con el «coraje y las ganas suficientes» para llegar a buen puerto con unas negociaciones en las que «lo primero» es la gobernabilidad de las instituciones que han quedado sin mayorías suficientes para hacerlo en solitario y, después, las personas.
De hecho, una cosa les dejó clara en lo que a él mismo se refiere: «No digáis que voy a ser el candidato». Algo que llevaba muy bien aprendido quien también ha sido su portavoz en las Cortes durante los últimos ocho años. Carriedo esquivó el chorreo de preguntas al respecto centrando su atención en las primeras metas volantes sobre el trazado de esta carrera antes de llegar a la final. «Si lo tuviesen claro, lo dirían abiertamente...». Cinco largos segundos de silencio rotos por el murmullo fueron la respuesta del portavoz de campaña, antes de reiterar que sus objetivos se centran ahora en el «diálogo» para lograr la «estabilidad». Según dijo, «él -por Herrera- no nos ha manifestado su deseo de renunciar» a ser el candidato en la sesión de investidura. Lo que ocurra en su fuero interno, aún no se sabe.
«Maltrato» del Gobierno
El hecho de que se haya quedado a las puertas de no necesitar socios está en parte detrás de las incógnitas aún sin resolver. «Una situación sin mayoría absoluta es diferente a una con mayoría absoluta», advirtió Carriedo, quien reconoció que «si el Partido Popular de Castilla y León a día de hoy tuviera mayoría absoluta no habría ninguna duda». «El escenario genera dudas e incertidumbre» y los «resultados de las elecciones generan dudas e interrogantes», admitió el portavoz de campaña.
Tampoco es ajeno a esta situación la sensación de «maltrato constante» por parte del Gobierno central de Mariano Rajoy, especialmente con el asunto de la minería -en León se perdieron tres procuradores, la provincia donde más-, que ha tenido Herrera y que ayer recordó a la cúpula de su partido. Precisamente este martes el dirigente autonómico habló con el también dirigente nacional de su partido.