sociedad
De Sevilla a Gijón en autovía sin el «embudo» de Zamora
Se abre al tráfico el único tramo pendiente, desde hace un lustro, de la A-66
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Llegar en coche desde Gijón a Sevilla a 120 kilómetros por hora ya es posible. Ayer quedó cerrado el corredor viario que une ambas ciudades y que desde hace cinco años encontraba en su trazado entre Zamora y Benavente un punto negro, un salto, que mantenía inconclusa una de las principales infraestructuras de l país: La Autovía de la Plata (A-66). Un lustro después del último corte de cinta sobre ella, la única conexión pendiente, un total de 49 kilómetros de vacío entre los dos principales municipios de la provincia zamorana, ha entrado en funcionamiento permitiendo unir las piezas, evitar el embudo y dejar cerrado el último capítulo de una carretera cargada de promesas incumplidas y demoras acumuladas.
Encallado, sumido en los retrasos y lastrado por presupuestos no inversores, el bloqueo del los 49 kilómetros entre Zamora y Benavente ha dejado durante años este corredor de 809 kilómetros a medio acabar. En concreto, desde mediados de 2010 el 94 por ciento ya funcionaba con normalidad, pero al llegar a Zamora la vía rápida se convertía en «extra lenta» al pasar a una carretera convencional -la N-630- no preparada para asumir el tráfico de la Autovía de la Plata, que tiene una intensidad media diaria de 12.000 vehículos. El resultado: concentración de tráfico pesado y la inclusión del tramo entre la lista de puntos negros de siniestralidad de la red viaria de carreteras.
Esta situación puso desde 2010 a los zamoranos en pie de guerra, y también a transportistas y a quienes no entendía el «sinsentido» de dejar abierto un eje vertebrador entre norte y sur. «De forma inmediata», se prometía, pero pasaron los años y las obras no acababan de arrancar y eso que se le puso fecha de entrada en servicio. 2011 se dijo como año de cierre de la Autovía de la Plata, que incluso figuraba en el famoso «Plan del Oeste» que el leonés José Luis Rodríguez Zapatero diseñó cuando era presidente del Gobierno. Un marco para esa zona del territorio español que acumuló otros tantos incumplimientos. Valga como ejemplo la autovía entre León y Valladolid que se fijó abrir en 2008 y que actualmente en 2015 ni si quiera cuenta con proyecto para cerca de noventa kilómetros, la inmensa mayoría del trazado.
La crisis relegó después a un segundo plano a este último tramo de la A-66, hasta el verano de 2013, cuando se iniciaron las obras del proyecto, que se ha ejecutado mediante la fórmula de la colaboración público-privada y ha supuesto una inversión de 179 millones de euros.
El nuevo tramo de autovía discurre en paralelo a la N-630, que a partir de ayer se puede esquivar reduciendo los tiempos de viaje en unos quince minutos y evitando que una media de 8.000 vehículos circulan todos los días por las travesías de pequeños municipios.
La Autovía A-66 toma su nombre de la Ruta de la Plata, una histórica vía de comunicación, en este caso ferroviaria, que cerró al tráfico en 1985 y conectaba norte y su peninsular por la vertiente oeste de España. En concreto, iba desde Sevilla a Astorga (León). El trazado viario altera el que en su día siguieron los raíles y antes de llegar a la capital maragata toma rumbo hacia Asturias. Entre su inicio y su final, la carretera atraviesa cuatro comunidades y ocho provincias.