corazón de león
Llamazares
Comentar hoy la última novela de Julio Llamazares tiene lo suyo en estos días en los que la única actualidad es, sí o sí, la cosa politiquera y electoralista. No hay mayor noticia en prensa, radio y teles que esa ruleta de la fortuna del poder que alguien maneja y otro alguien gana el premio de una candidatura autonómica o municipal. Por tierras leonesas, e incluso castellanas, el pescado parece todo vendido, pues por aquí el personal es muy suyo, muy tradicional, que se dice, y apenas se asoman cazadores de gaviotas azules o jardineros de rosas rojas. Por aquí y por acá, PP y PSOE ponen la música del mambo, y el resto, teloneros de lejano futuro.
Hay cambios de cromos en los aspirantes a gobernar pueblos, villas y ciudades leonesas. La trágica muerte de Isabel Carrasco, que dominaba el PP provincial, así como la patética andadura de los herederos del no menos patético Zapatero, han obligado a los jefes de ambos partidos a buscar nuevos candidatos que, al menos, parezcan alejados de ese oscuro pasado que tanto pesa en la opinión del ciudadano de a pie. La corrupción de algunos miembros del PP y del PSOE leonés podría marcar las próximas elecciones; por ello urge cambiar cromos, antes de que, por ejemplo, salgan a la luz los tejemanejes de Caja España, un caso en el que todos los partidos leoneses, así como los sindicatos, podrían estar embarrados. Desde Valladolid han ordenado las candidaturas del PP y del PSOE para las elecciones municipales; dicen que de acuerdo con León, pero a saber… El caso es que, de nuevo, PP y PSOE se la juegan en esas municipales en las que, por lo general, el ciudadano vota más a la persona que al partido. Por estas tierras, ni Podemos ni Ciudadanos han echado raíces como en otros lares; o sea, más de lo mismo pero con renovadas caras… o no.
El asunto de hoy iba de la sexta novela de los sesenta años de Julio Llamazares, un escritor leonés que nació en un pueblo, Vegamián, que no existe pues duerme bajo las aguas de un pantano, se ha torcido con el tema de la política. Es lo que suele ocurrir en esta sociedad de hoy en la que el triunfo es para los tertulianos del «corazón» o de quienes presumen de «analistas»; o sea, la victoria de la ignorancia y de la frivolidad. La cultura en estos tiempos es, a fin de cuentas, un último párrafo… como mucho.
Valga este último párrafo para recomendar «Distintas formas de mirar el agua» (Alfaguara) del leonés Julio Llamazares cuya cuna de Vegamián está cubierta de truchas muertas. Una novela, un poema, con recuerdos, memorias y añoranzas recuperados del fondo del pantano del Porma. Llamazares es persona culta y amante de su tierra, pero no se presenta a las elecciones. Su único partido es el de la honradez.