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CAB Burgos: un juego de oca para la reflexión
El arte del mexicano Pedro Reyes se fusiona con la música popular de Joaquín Díaz
El arte de vanguardia del artista mejicano Pedro Reyes y la música popular del etnógrafo zamorano Joaquín Díaz se unen hasta el 24 de mayo en el Centro de Arte Caja Burgos (CAB) entorno a un tablero de un «juego de la oca» muy especial, pensado para invitar a la reflexión, en el que cada casilla es un año de vida. Se trata del reencuentro de dos artistas cuyos bisabuelos eran hermanos, aunque la familia de Reyes emigró a México huyendo de la guerra civil española.
Reyes (Ciudad de Méjico, 1972) ha recibido este año la Medalla de las Artes que otorga el Departamento de Estado de Estados Unidos. Ha sido el primer mejicano en recibir este reconocimiento. Su obra mezcla elementos de la arquitectura, la escultura, el vídeo y la «performance», en un intento de agitar tanto la conciencia individual como la colectiva.
La idea del montaje que se puede ver en el CAB surgió de Castilla y León, de la Villa de Urueña en Valladolid, donde Reyes vio un libro que le mostró Joaquín Díaz, dedicado a diferentes juegos como el de la oca a lo largo de la historia. No es la primera vez que Urueña le inspira una acción artística. Pedro Reyes recuerda que en 2012 conoció el museo de instrumentos musicales de la Villa de Urueña y esto le sugirió una de sus últimas exposiciones, «Disarm» (2013), con instrumentos musicales elaborados a partir de armas como rifles, ametralladoras y escopetas hasta completar una orquesta.
La propuesta que expone en el CAB es un gran tablero en espiral con 63 casillas, cada una de ellas con una pieza musical o una pequeña historia narrada y un elemento artístico vinculado, que evocan un año de la vida de un ser humano. Es una obra que pretende que grupos reducidos de personas puedan jugar realmente y hacer una reflexión de cómo fue cada uno de los años de su vida, en una especie de «autoreflexión» según el artista mejicano.
En cuanto a las piezas musicales que acompañan al elemento central de la exposición tienen también «un valor especial», según el artista mejicano, porque se trata de un doble disco de vinilo grabado -también en Urueña- en un tiempo récord, pero con gran calidad.
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