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Del convencimiento a la «tristeza»

Desolación y contrariedad en la Comunidad porque aunque nunca hubo confirmación oficial se daba por hecho la visita del Papa por el V Centenario de Santa Teresa

Del convencimiento a la «tristeza» ICAL

montse serrador

Muy pocos dudaban en los últimos meses de que el Papa Francisco fuese a venir a Castilla y León con motivo de la celebración del V Centenario de Santa Teresa. Nunca hubo confirmación oficial por parte del Vaticano, eso es cierto, pero dicha posibilidad fue tomando forma y engordando como una bola de nieve hasta ser casi incuestionable. Finalmente, la realidad es contundente y aunque ya hace días que se venía sospechando, al no aparecer España en el programa oficial de viajes de 2015, una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, echó por tierra las expectativas de muchos, católicos o no.

Los argumentos de la Santa Sede son claros: la agenda del Santo Padre para este año está muy apretada y no incluye ni a Ávila ni a Alba de Tormes, entre otras cosas porque no dan el perfil de los lugares por los que el Papa Francisco ha dejado claro que va a apostar en su Pontificado: las llamadas zonas periféricas, países donde acecha el sufrimiento y la miseria o donde los católicos son una minoría a la que quiere arropar. De hecho, para este año tiene previsto viajar al continente americano, concretamente a Ecuador, Bolivia, Paraguay, y Estados Unidos (para participar en la Jornada Mundial de la Familia y hablar en la sede de la ONU), así como a África, donde visitará Uganda y la República Centroafricana.

En definitiva, que Castilla y León no entra en la ruta de Bergoglio, a pesar de que han sido muchas las invitaciones para que pudiese bendecir con su presencia el año de Santa Teresa en la tierra que la vio nacer y morir, Ávila y Salamanca. Había además un precedente, el de Juan Pablo II, que ya visitó en noviembre de 1982 la capital abulense, Alba de Tormes y Salamanca con motivo del IV Centenario de la muerte de esta doctora de la Iglesia. «Santa Teresa es especialista en traer Papas a España», llegó a decir Ricardo Blázquez el pasado mes de octubre en la ceremonia de apertura de la conmemoración del V Centenario del nacimiento de la Santa.

No fue el único prelado que se mostró convencido de esa posibilidad. El arzobispo de Santiago y miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal, Julián Barrio, también anunció hace varios meses que el Papa Francisco había programado visitar en un solo día Ávila y Alba de Tormes, si bien se descartaba peregrinar a la tumba del Apóstol.

Desde la parte civil, ha sido el alcalde de la ciudad amurallada el que más seguro se ha mostrado siempre de la visita del Santa Padre, hasta el punto de que el pasado mes de noviembre se vio obligado a rectificar tras malinterpretarse unas declaraciones suyas en Madrid en las que el convencimiento de que la visita se iba a producir se entendieron como una confirmación oficial.

Lo cierto es que a medida que han ido pasando los meses y con la llegada del nuevo año comenzaron a aparecer suspicacias en torno a la visita de Su Santidad, desde los recelos que creaba en la Santa Sede viajar a una España en casi permanente estado electoral, a las supuestas disputas por la fecha más adecuada para viajar a España. Así la primera fecha de la que se habló fue el 28 de marzo, nacimiento de Santa Teresa. Sin embargo, al tratarse del Sábado de Pasión, víspera de Domingo de Ramos, no parece que fuera el día más plausible. También se habló de octubre (por la muerte de la Santa) pero coincidía con el Sínodo de los Obispos. Otra opción era el mes de agosto, ya que entre el 5 y el 9 se celebrará el Encuentro Europeo de Jóvenes, una cita que puede congregar a más de 10.000 jóvenes y que se podía aprovechar para que el Santo Padre participase en una gran celebración. Esta era la opción por la que se decantaba la Conferencia Episcopal, a pesar de que desde la Fundación del V Centenario, integrada por los Carmelitas, se pensaba más en la primera, mientras la Junta aceleraba la preparación de la exposición de las Edades del Hombre dedicada a la Santa por si era esta última la fecha elegida. Finalmente, no será posible ni en marzo ni en agosto, y con ello se dan al traste con muchas de las expectativas que se habían creado en Castilla y León, en Ávila y en Alba de Tormes. Ayer, la desilusión era la tónica general por el «jarro de agua fría» según dijo el propio alcalde, Miguel Ángel García Nieto.

El obispo de Ávila Jesús García Burillo, fue también muy elocuente y en su carta pastoral aseguró ayer que «nos sentimos muy tristes», aunque «esta tristeza no borra el hecho seguro de que el Papa está muy cerca de nuestra Diócesis». Esa presencia, según el prelado abulense, ya se ha demostrado en dos ocasiones: al conceder el Año Jubilar Teresiano y con el mensaje que envió el 15 de octubre en el que Su Santidad se adentró en los escritos de Santa Teresa para ofrecer «luz y fuerza» y proponía a la mística abulense como modelo de mujer andariega.

En el Ayuntamiento de Ávila ayer se seguía intentando digerir la noticia de la no visita y hasta la portavoz del Grupo Socialista, Yolanda Vázquez, habló de «desencanto», después de las «expectativas creadas por el PP», a quien acusó de «vender la piel del oso antes de matarlo». También la portavoz de IU lamentó que «el PP «haya basado la estrategia de promoción del V Centenario en una visita que no estaba asegurada» y criticó los «gastos innecesarios» que han generado los viajes al Vaticano «como se ha demostrado».

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