al pairo
Sonrisas dulces
Llega como uno más de esos mensajes que cada día saturan nuestro teléfono a través de los muy populares programas de mensajería instantánea. Al principio uno lo toma por un «hoax» más, uno de esos bulos que, aprovechando la buena voluntad del personal o directamente su ingenuidad, tratan de alertarnos sobre alguna supuesta cuestión de vital importancia. Algunos de esos bulos cibernáuticos han cosechado mucha fama. Por ejemplo, el de esas grandes multinacionales de Internet que empezarían a cobrar por usar sus servicios -gratuitos hasta el momento- si no se reenviaba el propio mensaje de advertencia a todo la agenda del receptor; o esos en los que tal o cual marca te regala un cheque de 500 euros si haces lo propio con el dichoso mensajito.
Pero quizá los más virales de todos sean aquellos que apelan a la conciencia humana y que mezclan a partes iguales verdad y mentira. En este caso, son famosos los de la niña perdida en un parque, el niño que necesitaba un trasplante urgente o el de pequeño que, víctima de una leucemia, solicitaba ayuda para poder comprar un extraño y carísimo medicamento. El objetivo fundamental de los desalmados que se valen de este tipo de mensajes es almacenar contactos que luego se usarán de forma fraudulenta.
Lo malo es que entre toda esta maraña de bulos se cuelan a veces mensajes como el de la campaña «sonrisasdulces.com». Mensajes ciertos que persiguen objetivos reales. Y en este caso se trata de contribuir a la lucha contra el cáncer infantil y juvenil. A día de hoy la campaña ya ha cumplido con creces su objetivo. Pero como la empresa Migueláñez anuncia que aumentará la cantidad comprometida (100.000 €) dependiendo del éxito de la iniciativa, quizá merezca la pena seguir haciendo click en su simpático vídeo. Porque lo que es seguro es que la sonrisa de esos niños vale mucho más.