Qué hay de nuevo (y bueno) en Canarias a la hora de sentarse a la mesa
Repasamos los últimos doce meses en materia gastronómica en las Islas, con sus éxitos incontrastables y sus tesoros a descubrir
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Con un público siempre renovado por su propia condición de destino turístico, pero también una tan numerosa como crítica afición local por la buena mesa, las Islas Canarias han visto la asombrosa evolución de sus restaurantes, que en unos pocos años y pese a tener que luchar contra la crisis económica han cambiado su cara de manera notable, con un amplio abanico de nuevas opciones que, algunas con más suerte que otras, luchan por satisfacer una demanda cada vez más sofisticada. Estas son algunas pinceladas de esas buenas noticias que, en los últimos doce meses, tienen Gran Canaria y Tenerife para contar a quienes las visitan.
«De isla soy y playa tengo», parece recordar Las Palmas de Gran Canaria a cada momento, empujando a sus visitantes a su playa de Las Canteras, maravilla todavía no reconocida en su justa medida. Allí nos encontramos con La Bikina, que rescata el lema «la vida es una playa» para ofrecer una cantina con terrazas donde reina una cocina a la medida del verano (que por aquí dura doce meses). Los tacos, el ceviche y las ensaladas, como la incandescente roja, son favoritos indiscutibles. La hamburguesa de buey también tiene sus fans, pero no está a la altura del resto de la carta. Aprovechen la buena variedad de cervezas.
No lejos de la playa, en plena avenida de Mesa y López, «El Apartamento» ha refrescado con su propuesta la idea de bar-restó en boga en nuestros días. Allí te sientes que estás sentado en un local del East Village de Nueva York, pero acompañado por una carta repleta de platos traídos de Indonesia, Marruecos o Nueva Orleans. No faltan las arepas de Venezuela y el muy aclamado queso con confitura de calabaza. También es el favorito de los que están de paso por esta zona comercial y con un montadito o una tapa salen satisfechos en pocos minutos.
«¿Sabías diferenciar entre un niguiri, un futomaki, un hosomaki o un temaki?», provocan desde el comienzo en SushiOnBoard, que llevaron su buen hacer desde la zona histórica de la calle Cano al muelle deportivo de Las Palmas, donde tienen más amplitud de mesas y de carta. El sushiman es de lo mejor que hemos visto en Gran Canaria, y eso que pocos sitios en España concentran tantos locales de comida japonesa como esta isla, que siempre fue pionera en la materia. El ceviche (fuera de carta) merece muchísima atención y, para terminar, el coulant de chocolate con helado de vainilla y peta zetas escondidos, para aquellos con alma de niño.
Por el lado de Tenerife, cabe reconocer que si bien en los últimos años La Laguna había adelantado a la capital, últimamente Santa Cruz ha vuelto a ofrecer novedades de calado, como reacción natural a una situación que no gustaba nadie: la ciudad se estaba ganando una fama injusta de ciudad muerta. El «mercabar» Entremigas aparece entonces como un saludable rincón, cercano al Mercado de África, donde se nutren cada día con lo que, horas más tarde, vuelcan en cada plato. Jonathan Pomares trabaja con lo que tiene a disposición y así surgen pequeñas maravillas como el tartar de salmón de Uga, aguacate y mango o la nada previsible carne mechada, vayan preparados.
El «¡Qué huevos!» es nuevo, aunque no así quien lo regenta, Víctor Cruz, de bien ganada fama entre los chicharreros y que aquí se luce con unos pinchos como difícilmente se vean en otro sitio cercano (recordarán algunos la Plaza Mayor de Bilbao), huevos estrellados y hasta perritos calientes. Nada del otro jueves, podrá decir el lector, pero lo cierto es que pasados por las manos de Cruz saben a otra cosa. Y mejor.
El pueblo al poder. Eso parece decir el grupo de fundadores del «Panzaburro», porque son camareros que han dado el paso al frente para ser empresarios y empleados a la vez. Y les va muy bien, ubicados en un lugar estratégico, frente al Ayuntamiento, y con buen gusto hasta en la música que ponen por la noche. No es de extrañar que cueste mucho conseguir mesa, porque todos quieren probar las empanadillas estilo argentino, el entrecot con verduras o el bacalao. O las barrocas setas. La terraza es un plus, por acogedora y ser uno de los lugares donde hoy hay que ver y dejarse ver.
Y si hablábamos de la resurrección santacrucera, vuelve la Avenida Anaga. Y entre los sitios que apoyan su renacimiento, la tasca Pitanga ocupa un lugar destacado. Sergio y su pareja están al frente de un sitio que permite comer con un mínimo muy máximo de calidad a un precio razonable. El pato destaca en una carta, donde hay rarezas para lo que se ve en la isla, como las salchichas con su «kartoffelsalat» al estilo de que comes en Berlín o la bruschetta de salmón. En la carta de los postres, la «cheesecake» al membrillo es otra rareza de mérito.
Ya fuera de carta y en el apartado de los vinos, este año se ha presentado un «lambrusco canario», tal y como lo define Fran Belín en su blog , el Viña Norte tinto afrutado, el único vino de estas características que se comercializa en Canarias, orientado fundamentalmente hacia un consumidor joven, no iniciado, que a través de productos como este puede descubrir la calidad de los vinos que se hacen en Tenerife.