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Isabel Fernández: «Las mujeres están sacando los mejores resultados en el deporte español»
La yudoca y medallista olímpica alicantina repasa para ABC su trayectoria durante el último cuarto de siglo
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Isabel Fernández (Alicante, 1972) recibe sonriente a ABC en el gimnasio que lleva su nombre en la ciudad que le vio nacer. Una deportista de élite, yudoca con medallas tanto en Juegos Olímpicos como en campeonatos mundiales y europeos, que abandonó la alta competición casi sin pretenderlo, cuando sus labores como concejal de Deportes en el Ayuntamiento de Alicante la dejaron sin tiempo suficiente para centrarse en la clasificación a Londres 2012, las que podrían haber sido sus últimas olimpiadas. Una espina que, admite, le hubiera «encantado» poder sacarse, aunque no se arrepiente de su breve y «positiva» aventura política. Esa etapa, entre 2007 y 2011, estuvo marcada por el inicio de la crisis y los recortes, lo que obligó a multiplicar la imaginación. Trató de «popularizar» el deporte, con la organización de eventos de los que la ciudad sigue disfrutando, como la Media Maratón. Hoy en día se mantiene en forma gracias a la moderada mezcla de pesas, «running» y pequeñas ayudas a quienes dan clases de yudo en su escuela.
La leyenda comenzó a forjarse «por pura diversión», como suele ocurrir en el mundo del deporte. En Torrellano, Isabel Fernández empezó a dar clases de yudo sin que sus padres supiesen «qué era eso», lo que no impedía su apoyo incondicional. Un talento prácticamente innato que hasta que no cumplió los veinte años de edad no comenzó a trabajar con una preparación física específica, lo que nunca le supuso un obstáculo frente a atletas de países mucho más avanzados y tecnificados en materia deportiva. Antes, cuando iba a competir, una cámara casera era la forma que Isabel tenía para, en una disciplina «tan táctica» como era la suya, grabar y posteriormente estudiar a las que iban a ser sus rivales en las luchas por tocar metal y podio.
Internet ofrece un mundo de posibilidades que nunca tuvo la suerte de disfrutar, aunque la fortuna sí le alcanzó –«esfuerzo y constancia» mediante– para formar parte del programa de becas de la Asociación de Deportes Olímpicos, una posibilidad que supuso y supone un salto de calidad en la carrera hacia la élite del deporte. Ahora, Isabel forma parte del Comité Olímpico Español, que gracias a acuerdos con grandes empresas «patrocina» los viajes, concentraciones y gastos derivados del ejercicio de las disciplinas propias de muchos deportistas menores de 23 años en España.
Luce con orgullo la etiqueta de ser la yudoca «con más medallas en el mundo», tanto en categoría femenina como masculina, en las principales competiciones del circuito. Otro de sus grandes logros, posiblemente uno de los más complicados, es ser profeta en su tierra. El consistorio de su ciudad le dedicó una calle con el kimono todavía caliente, lo que fue una «gran ilusión» para una deportista que, a lo largo de su vida, ha estado casi tanto tiempo compitiendo al más alto nivel como sin hacerlo. Torrellano, el municipio que la acogió en los albores de su amor por el yudo, bautizó el polideportivo local con el nombre de su más egregia deportista en un homenaje más que sumar a una lista en la que también están condecoraciones como el premio Reina Sofía o la Real Orden del Mérito Deportivo.
El deporte es una mina de aprendizaje y valores aplicables a cualquier ámbito en la vida. Por supuesto, ella sacó de su constante lucha unos principios muy necesarios, por ejemplo, en la política. De primera mano tuvo que vivir la eterna confrontación de siglas, pero algunas de las máximas que la llevaron a lo más alto del panorama mundial le sirvieron tiempo después para soportar de mejor grado una «experiencia» en la concejalía de Deportes alicantina. Algunos de estos valores, como los últimos resultados de España en los Juegos Olímpicos demuestran, se encuentran más fácilmente en mujeres que en hombres.
La sociedad, en estos veinticinco años, ha cambiado tanto como ella. Desde la adolescente que hacía sus primeras llaves en campeonatos nacionales hasta la ilustre vecina con muchas medallas de oro en sus vitrinas. La política, con la incertidumbre del poder como máximo exponente, «pedía un cambio». El que ella realmente quiere se encuentra en su propio gimnasio, que confía en colocar a dos de sus más destacadas yudocas en los próximos juegos de Río de Janeiro del año 2016.