Una de las jaulas en las que, según el denunciado, las palomas son hacinadas y transportadas. :: LA VOZ
defensor de los animales

Un joven gaditano será juzgado por limpiar la calle con escoba

Insistió en recoger el trigo con el que unos operarios atraían a las palomas en una protesta simbólica contra el sistema de control de estas aves

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El gesto de recoger trigo del suelo, con escoba y recogedor, puede suponerle una multa a Juan José R. G., de 32 años, vecino de Cádiz, que se enfrentará el próximo miércoles, día 25, a un juicio rápido por faltas, acusado de alteración del orden público.

El denunciado protagonizó un particular incidente el pasado miércoles 19 en las inmediaciones del Mercado Central. Trató de limpiar la calle como gesto simbólico y esa actitud le ha costado una cita con la justicia que se resolverá una semana después del episodio. Según la versión del acusado, y la que consta en la copia de la denuncia que posee, todo comenzó minutos antes del mediodía del pasado miércoles. Juan José observó que unos operarios de la empresa contratada específicamente por el Ayuntamiento repartían trigo por el suelo, cerca del Mercado Central.

Esta técnica se aplica para atraer a las palomas. Una vez que se habitúan a encontrar comida en un lugar, acuden en gran número. Los trabajadores contratados para controlar el número de estas aves, aprovechan entonces para atraparlas, enjaularlas y transportarlas.

El denunciado, activista contra el maltrato animal y conocedor de estas prácticas, se puso a recoger el trigo para protestar así, «de forma cívica y pacífica», contra esta fórmula de control. Los operarios le pidieron que interrumpiera su reivindicativa limpieza o, de lo contrario, pedirían ayuda policial. El joven insistió y llamaron a una patrulla. El hombre que será juzgado asegura que nunca faltó a los trabajadores ni les insultó. «Ellos cumplen su trabajo, con lo que le han encargado». Ni siquiera hubo ningún cruce de descalificaciones con los policías. Sin embargo, insistió en limpiar. Y le cayó la denuncia por la que tendrá que responder.

«El concejal José Blas Fernández insistió hace meses en que los ciudadanos debíamos implicarnos en la limpieza de la ciudad», dice con ironía. Para explicar su gesto, afirma que trata de «denunciar que ese sistema de control del número de palomas es cruel. La alcaldesa prometió en la campaña la castración química, con la que estoy de acuerdo. Esa fórmula es la más correcta para limitar el número de palomas, pero no atraerlas, atraparlas, meterlas de 50 en 50 hacinadas en jaulas y trasladarlas a no se sabe dónde. Tampoco comparto el sistema de colocación de pastillas venenosas que, aunque se pongan con cuidado, pueden llegar a estar en contacto con niños, o con perros y gatos, con un peligro evidente».

Juan José asegura que pese a su condición de vegetariano total y de convencido activista contra el maltrato animal entiende «que la población de palomas debe ser controlada. Su número excesivo puede provocar problemas. Lo que intento resaltar es que el sistema elegido, el del trigo, no es el mejor, es cruel y no corresponde con el programa electoral del partido que gobierna en el Ayuntamiento».

El acusado sabe que se expone a una multa considerable por alteración del orden público aunque asegura que se limitó «a limpiar la calle, a recoger con la escoba el trigo, sin insultar, amenazar ni mucho menos agredir a nadie. Fue una protesta pacífica y simbólica».