PAN Y CIRCO

EL PAPA DE LA TIERRA

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El número 1 del tenis mundial ha vuelto a demostrar que es indestructible. Al actual Papa, Benedicto XVI, le ha salido un competidor. Y es que en el deporte español, como en la religión cristiana, tenemos un representante de Dios en la tierra. El manacorí no falla nunca. Es el mejor abanderado de esta nueva hornada de deportistas españoles abocados por naturaleza al éxito. Hastahace poco, los nuestros siempre se escudaban en excusas -en algunas ocasiones verdaderamente absurdas- para justificar sus continuados fracasos. Antes nos conformábamos con quedar entre los ocho mejores en cualquier disciplina, mientras el mejor deportista español de todos los tiempos ya ha ganado diez de los mejores torneos del circuito (seis Roland Garros, dos Wimblendon, un Open de Australia y otro Abierto de los Estados Unidos).

En un mundo con tanto egocentrismo como el que nos rodea, el mejor deportista español de todos los tiempos no presume de ello. Cuando gana un Gran Slam sabe valorar lo conseguido manteniendo el respeto al rival, cuando vence sufriendo es capaz de mantener la autoexigencia necesaria para superarse en el próximo encuentro y cuando pierde no se enfada públicamente, no tira la raqueta con desprecio como hace el ínclito Djokovic, sino que reconoce sus carencias puntuales y felicita al rival.

El Papa de la tierra tiene una fuerza mental inalcanzable para sus contrincantes. Hasta su gran rival de siemper, Roger Federer, admitió que cuando se enfrenta al manacorí suele perder porque falla más de la cuenta. No será que el juego de su rival es el causante de sus errores. Está claro que Rafa es capaz de cansar a su rivar físicamente dentro de la pista e incluso psicológicamente en el momento de enfrentarse a los periodistas.

Los sumos pontífices siempre recomiendan hacer deporte y vida saludable. Esperemos que a Ratzinger no le dé por jugar al tenis. Más que nada porque, comparativamente, lleva las de perder.