LIMPIEZA
Actualizado: GuardarSiempre me ha llamado la atención la obsesión que tiene la gente 'de orden' (ya todos me entendéis) por la limpieza. En vez de un pañuelo llevan en el bolsillo un paño del polvo por si surge alguna suciedad imprevista. Cádiz, no cabe duda, desde hace 20 años es una ciudad limpia. Limpia no, escamondá, que hasta todos los días les limpian los dientes a los leones de Correos. Por eso, evidentemente, como muy bien denunciaba Nachete Romaní, la pérdida de la bandera azul de las playas de Cortadura y La Victoria, se debe a otro contubernio judeomasónico, el segundo que sufre la capital en pocos años. Recordamos como también intentaron decir que habíamos perdido un montón de habitantes, mentira, es que como somos mu limpios no se les veía cuando hacían el recuento porque estaban todos fregando. Ahora dicen que la playa está sucia. Vamos, vamos. Si la gente cuando tira las cabezas de las gambas, las tiran rechupeteás para que no contaminen. Pero como muy bien decía ayer una gaditana de bien, y de orden, para que queremos nosotros la bandera azul. Mejor ponemos la azul y amarilla y todo el mundo contento. La idea me parece muy acertada por que la bandera amarilla, el día de las barbacoas, es la más apropiada y hace juego con los litros y litros de «agüita amarilla» que se vierten en tan gloriosas jornadas en las aguas trimilenarias. Como pidas caballas al otro día en un bar, no hace falta pedir tinto de verano, porque el pescao ya lo lleva dentro. En Barcelona también a la gente de orden les dio por usar la escoba y decidieron que había que disolver a la gente que pide 'otra limpieza' en la plaza de Cataluña. Así que mandaron a los de las escobas con los de las porras, que hicieron su trabajo la mar de bien y le dieron a la gente concentrada un buen lavao a base de palos, con mucho orden, eso sí. Ya se sabe que la limpieza con porra entra, como decía el refrán. Fijaté tú si lo hacen bien los catalanes de orden que hasta el consejero de Limpieza, ay, no, de Gobernación, se llama Puig. Nombre de colonia.
En Madrid otra mujer muy limpia, Esperanza Aguirre, pedía también que le 'limpiaran' la zona de Sol de rojerío y niñatos y un honorable comerciante denunciaba en la no menos honorable Intereconomía que se habían visto pulgas en la zona. Qué tragedia, Díos mío. Podían aprender los comerciantes madrileños de la Asociación de Comerciantes de Cádiz que ha montado su propia «acampada» en San Antonio para hacerle la competencia a la del Palillero. Otros colegas de doña Esperanza y de don Colonia, ya han dado muestras de que en 'limpiar' nuestras carteras son grandes expertos, pero ese tipo de suciedad, ya lo hemos visto en las elecciones, no preocupa tanto a la gente 'de orden'. Me temo yo que lo que ha surgido en España, el movimiento de protesta, no lo van a 'limpiar' a base de palos y si se trata de quitar mierda, más vale que miren debajo de sus alfombras.