El propietario de Los Reyes calcula que en las últimas semanas sus ventas cayeron a la mitad. :: ESTEBAN
Jerez

El comercio del centro ya no puede más

Critican los impedimentos que tienen los clientes para acceder a esta zona, que «van a provocar que cambien de costumbres y dejen de venir a comprar» Los propietarios denuncian pérdidas de más del 50% y reclaman soluciones urgentes

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Ni la antesala de la Semana Santa, un periodo en el que habitualmente las compras aumentan en el centro de Jerez por aquello de renovar el vestuario, comprar el capirote para el niño o tomarse una cerveza entre tienda y tienda, ha sido suficiente para aliviar la gravísima situación en la que se encuentran los negocios de esta parte de la ciudad.

Mari Luz Gómez, propietaria de la pastelería La Guinda en la plaza Plateros, dice sin ningún género de dudas que «el centro está muerto» precisamente estos días en los que los principales partidos con aspiraciones a gobernar la ciudad venden a bombo y platillo cuáles van a ser las medidas estrella para revitalizar las compras en los negocios del casco histórico.

«Nadie nos ayuda, y hay un goteo de problemas que están provocando que la gente deje de venir a consumir aquí y se acostumbre a ir a otros sitios donde se lo ponen todo fácil, como las grandes superficies. Ése es nuestro principal miedo, que al final la gente rechace la idea de acercarse al centro, ahí es donde se va a ver el verdadero daño al comercio de esta zona», explica esta propietaria que mira con envidia a otras ciudades y recalca que «en Córdoba, en Málaga y en cualquier otro sitio se da vida al centro y se le potencia como motor de la ciudad».

Para Antonio Fernández, propietario de la cadena de pastelerías y obradores Los Reyes, lo de que las pequeñas y medianas empresas son las que están sustentando la economía no se lo tiene que explicar nadie, porque en su caso predica con el ejemplo. «Tenemos dos tiendas en el centro, una en la calle San Agustín y otra en Corredera, además de un obrador junto a la primera y otro despacho y obrador en la zona del Almendral. En total, son unos 22 puestos de trabajo los que estamos sustentando, y cada vez con más dificultades porque nos están golpeando por todos lados».

En su caso, cuantifica que durante las últimas semanas de huelga de autobuses urbanos -«entre otras muchas cosas más»- ha podido rebajar sus ventas en un 50%. «Había días que no venía nadie, y aunque tenemos una clientela fija que siempre hace encargos, perdimos a los que vienen de paso y siempre se llevan algo», hace hincapié este empresario que no duda en afirmar que «llevo 30 años con este negocio, y nunca había vivido una situación como la de ahora».

Responsabilidad municipal

Culpables de esta crisis hay muchos, al menos eso es lo que apuntan los comerciantes, pero la mirada siempre se detiene en el gobierno municipal, al que le piden que «haga lo posible por mediar en los conflictos, y que ponga el mismo interés en revitalizar nuestro entorno y los negocios que en cobrar las tasas e imponer ordenanzas», insiste Mari Luz Gómez.

Con mucha ironía se expresa al respecto Antonio Rodríguez, cuya familia es la propietaria de la tienda La Joyita en calle Lancería. «Ya solo nos queda pedirles a los dirigentes del Ayuntamiento que compren autobuses y salgan a buscar a la gente», dice antes de añadir que «lo que deben hacer es preocuparse por motivar el centro y por evitar todos los conflictos que están surgiendo cada vez de forma más frecuente y que tienen una repercusión gravísima en los negocios».

El mismo toque de atención dan a las asociaciones de comerciantes, a las que afectados como la propietaria de La Guinda reclaman «más contundencia». «Si todo sigue como hasta ahora, si no se sale del pozo y nadie nos tiene en cuenta, no sería descabellado proponer incluso un día de protesta con un cierre patronal, porque es mejor perder un día que esta sangría constante».

Por el momento parece que la amenaza de la nueva huelga de autobuses se ha disipado, y que la apertura de nuevos bares en el centro y la llegada del buen tiempo pueden ser un balón de oxígeno. Por eso, el propietario de La Joyita confía en que «no venga nada a estropear esta época que viene, que es de lo poco que nos queda para mejorar las cifras hasta que llegue el verano y la gente salga huyendo de aquí».