José Bono llevó la negociación personalmente y rubricó el acuerdo en Caracas. :: REUTERS
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Ocho barcos que marearon a la diplomacia

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los buques que los astilleros gaditanos construyen para Venezuela tienen una larga historia detrás. Empieza con una llamada del anterior ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos a José Bono, que por entonces ocupaba la cartera de Defensa. El tono era de enfado y le exigía que se saliera cuanto antes de la negociación con el Gobierno de Hugo Chávez. Al parecer, Estados Unidos le había recriminado que España estuviera vendiendo barcos de guerra a un país hostil. Moratinos tuvo entonces sus más y sus menos con Bono, según recoge la última filtración de Wikileaks que publicó ayer el diario El País.

Esos mismos buques, ocho en total, han garantizado la carga de trabajo durante los últimos cinco años a los astilleros de Puerto Real y San Fernando. Ajenos a las relaciones diplomáticas, los responsables de Navantia recibieron el encargo con total tranquilidad, según confirmaron ayer fuentes de la empresa. «No tuvimos constancia de esas presiones y de hecho, fue el propio Bono quien firmó el contrato en Caracas». En este tiempo, ni los programas, ni los encargos han variado, de hecho, la compañía pretende continuar con las relaciones para hacerse cargo del mantenimiento de los barcos que han salido de sus factorías.

Este año se han entregado dos de ellos, el 'Guaicamacuto' y el 'Yavire', ambos de vigilancia litoral (BVL) destinados a la protección del transporte marítimo. El año que viene estará listo el tercero, el 'Naiguatá'. Y desde el muelle de La Cabezuela saldrán los cuatro patrulleros oceanográficos. El último de los navíos se construirá en Venezuela con ingenieros españoles.

La filtración de Wikileaks desvela también que el ex ministro de Defensa, ahora al frente del Congreso de los Diputados, mantuvo el compromiso con Chávez precisamente por la situación de los astilleros de Izar, a pesar de las presiones que recibió de la embajada de Estados Unidos. Según estos documentos, Bono explicó que se trataba únicamente de patrulleros, en ningún caso iban a fabricar fragatas ni pretendía armar militarmente a Venezuela.

El pedido de aviones, paralizado

Los responsables de Navantia no llegaron a saber qué repercusión tuvo el acuerdo comercial en las relaciones con Estados Unidos, según explicaron ayer las fuentes consultadas. De hecho, tampoco hubo demoras en la firma. Desde que se formalizó el contrato en 2005, ni el Gobierno español, ni los representantes del Ejecutivo venezolano mencionaron tal situación.

Lo único que trascendió fue el rechazo a un contrato para construir doce aviones C-295 y CN-235 que fueron encargados a EADS, una noticia que tuvo repercusión en la prensa. Estas aeronaves cuentan con tecnología estadounidense, lo que bloqueaba el acuerdo y lo hacía inviable.

«Frustrada esa venta, las presiones por los barcos se suavizaron», indica la información, pero nunca se llegaron a enfriar del todo y en 2007 volvieron a intensificarse tras el empeoramiento de las relaciones entre España y Estados Unidos. Incluso se planteó la posibilidad de que los buques se vendieran a otros países. Pero en este caso, las expectativas de los norteamericanos cayeron en saco roto, puesto que los patrulleros están hechos con tecnología cien por cien española, con lo que se quedaron sin mecanismos para frenar el trato.