Sociedad

«La mano de Diego evitó lo peor»

El torero, cuya vida ya no corre peligro, sorprende a los médicos de México por su «buena evolución»; El subalterno de José Tomás le salvó la vida al taponar la herida con la mano, según su apoderado

BILBAO. Actualizado: Guardar
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El banderillero Diego Martínez protagonizó el domingo en la plaza de toros de Aguascalientes (México) la mejor tarde de su vida. Fue una faena de ésas que, montera en mano, se premian con aplausos y saludos desde el tercio. Camino de la enfermería, a José Tomás se le iba el color de la cara. Palidecía con la misma rapidez que su sangre brotaba por el boquete abierto en el muslo izquierdo debido a una cornada de quince centímetros.

La escena recordaba la del malogrado Paquirri en Pozoblanco. En brazos de su cuadrilla, el diestro madrileño,trataba de incorporarse para verse la herida. En ese momento, el subalterno apretó el puño y, sin pensarlo dos veces, metió la mano en la herida, para taponarla. Lejos de retirársela, José Tomás se aferró a su hombre 'de plata'. «La mano de Diego fue clave para salvarle la vida», desveló ayer el apoderano del diestro madrileño, Salvador Boix.

No hablaba por hablar. Los propios facultativos que atendieron al torero más temerario de la Fiesta han destacado la actuación del banderillero. «al meter la mano en la pierna, le taponó la hemorragia. Diego evitó lo peor», dijo a modo de resumen Boix. Gracias a esta decisión, el 'surtidor' procedente de la femoral no resultó lo letal que podría haber sido. El torero perdió mucha sangre, tanta que precisó una transfusión de ocho litros -el cuerpo humano tiene unos seis- para estabilizarle.

«Se vivieron momentos muy críticos, de estar al borde del abismo. Los doctores actuaron con mucha valentía. Estuvieron realmente bien, pese a disponer de medios y materiales escasos». Y es que el estado de la enfermería de la plaza de Aguascalientes dejó mucho de desear. Los médicos se encontraron con que no tenían bolsas de sangre y tuvieron que pedir por megafonía donantes del grupo A negativo. Al momento se agolparon numerosos aficionados dispuestos a dar su plasma para salvar la vida del 'torero de toreros'. Finalmente no fue necesario. Un helicóptero llevó a la plaza las primeras bolsas con plaquetas, sangre y suero.

«No es el momento»

Pero Salvador Boix eludió ayer referirse al estado de la enfermería del coso en el que 'Navegante' estuvo a punto de engrosar la misma lista de astados asesinos que 'Islero', 'Avispado' o 'Burlero'. «No es el momento de hablar de eso. Tiempo habrá para analizarlo», se limitó a decir. Sin embargo, añadió que las instalaciones sanitarias son «sustancialmente mejorables. Son asuntos que hay que hablar porque son temas muy serios pero que no afectan sólo a este caso».

El apoderado prefirió referirse a la excelente evolución de su representado. No hay duda alguna. Los toreros están hechos de otra pasta. Sólo día y medio después de estar al borde de la muerte y de una intervención de tres horas, el diestro ha experimentado una rápida mejoría que ha sorprendido al equipo médico que le atiende. «Su evolución es muy satisfactoria, mucho mejor de lo que habríamos esperado, aunque sigue delicado y hoy seguirá en la UVI», dijo el doctor Juan Carlos Ramírez. «José nunca dejará de sorprendernos», apostilló Boix. «Si hace 24 horas nos dicen que iba a estar así no lo creemos», agregó.

Detalló que el torero, ya sin respiración asistida y sin sedación, «sonríe, habla, pregunta. Está muy bien de ánimo y casi moviendo la pierna» izquierda, donde los cirujanos le reconstruyeron las venas femoral, ilíaca y safena destrozadas por el pitón. El doctor Ramírez añadió que José Tomás «tiene recuerdos vagos de la cornada, de algunos momentos en la enfermería y hasta de su traslado, pero tiene lagunas. No es consciente de haber vivido el percance más grave de su carrera y es mejor que sea así porque facilita la recuperación desde el punto de vista psicológico».

La madre del diestro y su compañera sentimental, las dos primeras personas por las que preguntó nada más recuperar la consciencia, llegaron ayer a Aguascalientes procedentes de España. Su padre, que presenció la cogida desde el callejón, recuperó el aliento. «La recuperación de mi hijo es un milagro. Dios existe», proclamó emocionado después de abrazarle y agradecer la «sensacional labor» de un equipo médico «prodigioso». No es para menos. José Tomás ha toreado la muerte con la misma emoción con que se pega cada tarde a la piel de los morlacos. Ysi las cogidas son medallas para los diestros, catorce jalonan ya su cuerpo.