PINCHITO MORUNO

Reflexión sobre las esterillas

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Hemos entrado en tiempo de Cuaresma y no se pueden tocar temas mundanos. Por eso hoy quiero hablar sobre las esterillas de los cuarto baño. Me refiero a esos artilugios de goma que llevan en la parte de abajo unas chuponas y que sirven para que la gente no se pegue carajazos en los cuartos baño.

En teoría todos estos engendros tendrían que, por la presión que ejercen los pies y el cuerpo serrano que levita sobre ellos, quedarse más pegaos a la bañera que un remache de los que hacen en Construcciones Aeronaúticas para que los aviones no se despeguen cuando van volando. Pero yo no sé por qué, cuando yo me introducía dentro del cuarto baño, la esterilla estaba más inestable que un flan de huevo en la Cuesta de Jabonería y yo para ducharme en condiciones tenía que hacer más equilibrios que Pinito del Oro en el Circo Price.

Cuando ya pasé la adolescencia y fui consciente de que tenía que tomar decisiones opté por mandar la esterilla al mismo sitio donde mandó Aznar a los estudiantes de Oviedo y también decidí abrir una página en feisbú, es lo que todo el mundo hace ahora, para buscar humanos del mundo que también creyeran que el tío que inventó las chuponas se podía haber dedicado a otra cosa, no sé, a calcular qué tanto por ciento de posibilidades tienes de que te toque un chicharito en una tapa de ensaladilla de las Palomas, que, por cierto, hace tiempo que no me como una y tengo ya necesidad.

Reflexiono sobre las esterillas porque por fin, el Miércoles de Ceniza, descubrí gracias a esos hombres píos que son los de Guatifoalien, como utilizarlas para algo y es como elegante capa tres cuartos, sobre todo en días de inestabilidad atmosférica.

Solitas, las diseñadoras gaditanas que acaban de triunfar en lo que era la pasarela Cibeles y que ahora llaman la fachionwi o alguna carajotá así, deben de tomar nota de esta singular apuesta por la elegancia de los chirigoteros gaditanos de Guatifó y si un día triunfaron los pantalones de cuero, porque ahora no pueden triunfar los chubasqueros enguataos confeccionados en piel de esterilla del cuarto baño, en verde agua tapá. Qué diferente sería Cádiz si todos fueramos capaces de ser tan elegantes como en el país de Guatifó.