Una vez más, se demuestra que los mejores historiadores de nuestros vinos y bodegas son extranjeros. Las más prestigiosas obras sobre el vino de Jerez han sido escritas, salvo honrosas excepciones, por investigadores foráneos; ingleses y franceses en su mayoría. Y esto no lo digo yo solo. El Marqués de Bonanza ya lo dijo en 1935: «Casi todos los libros que sobre Jerez y su vino existían, trataban separadamente de estos temas, y, triste es decirlo, la mayoría de los que sobre vino de Jerez había escritos se debían sobre todo a autores extranjeros».
En esta ocasión se trata del magnífico y bien documentado libro, Les grandes maisons du vignoble de Jerez (1834-1992), que escrito por la profesora de Geografía de la Universidad de París-Sorbona, Sophie Lignon-Darmaillac, fue editado por la institución francesa radicada en Madrid, Casa de Velázquez, en el 2004.
La publicación es el resultado de los trabajos de investigación de esta especialista para la realización de su tesis doctoral, por la que recibió el apoyo de la Casa de Velázquez durante los años de 1986 y 1987.
La tesis contó con la dirección del profesor de la Universidad de Burdeos, Alain Huetz de Lemps, experto en los vinos de España, y el presidente del jurado académico fue otro gran conocedor de vinos, Phillippe Roudié. Fue defendida en 1993.
Lignon-Darmaillac, que permaneció una amplia temporada en la zona para reunir tan amplia y completa información, consultó los archivos del Consejo Regulador, que esperamos que pronto se puedan poner al uso de los interesados, como los de las bodegas de González Byass, de la mano de Bartolomé Vergara en el primer caso y Juan Guerrero, en el segundo. Extrañamente la Biblioteca y el Archivo Municipal de Jerez no son mencionados por la autora.
Les grandes maisóns du vignoble de Jerez abarca el periodo que va de 1834, cuando desaparece definitivamente la antigua estructura corporativa, hasta el inicio de los '90, en los que la superproducción y la disminución de la demanda exterior afectará gravemente al sector, imponiéndose las multinacionales a las empresas familiares predominantes hasta ese momento.
Aconsejamos a nuestros políticos la lectura del capítulo III que trata de las relaciones entre el viñedo y la ciudad, sobre el paisaje de una cultura y los atractivos culturales y turísticos para mantener este patrimonio histórico. En el mismo queda de manifiesto que la denominación sherry es hoy un distintivo de calidad muy importante para todas las operaciones turísticas de prestigio en la región.
El libro, con cerca de 600 páginas y un precio de 56 euros, aún no se ha traducido al español, aunque se puede consultar en los fondos del Archivo Municipal de Jerez y en los del Consejo Regulador. Nos imaginamos que esta puede ser la causa por la que en Jerez ningún medio se ha hecho eco de la aparición de esta obra. Aquí ya no es que no se escriban libros de estudio sobre el jerez, es que 'nuestros' historiadores no prestan la más mínima atención a lo que 'los otros' escriben sobre un asunto tan importante para Jerez como ha sido y es el vino.
Aunque Sophie Lignon-Darmaillac es una buena continuadora de los trabajos de Henry Vizetelly, en 1876 y de Julian Jeffs, en 1961, no debemos olvidar la impagable labor desarrollada por investigadores de la zona como Antonio Cabral (Trebujena), José y Jesús de las Cuevas (Arcos de la Frontera), Javier Maldonado (Puerto de Santa María), Ana Gómez (Sanlúcar), o Alberto Ramos (Cádiz). Sus obras como La formación del capitalismo en el Marco de Jerez, La imagen del vino en el Marco de Jerez de la Frontera o Vida y milagros del vino de Jerez, entre otras, son fundamentales.
De Jerez, desgraciadamente, tan sólo podemos mencionar a Manuel María González Gordon, con su gran obra Jerez-Xerez-Sherish, y a Carmen Borrego y su extraordinaria trilogía: Jerez. Hacedor de Culturas. Pocos historiadores de Jerez para tanta historia del jerez. Pues bien, ahora que se inicia el nuevo curso para el Centro de Estudios Históricos Jerezanos no estaría mal que las XIII Jornadas de Historia estuvieran dedicadas a nuestros vinos, que buenas historias les hacen falta.