Las averías bloquean los servicios mínimos en el segundo día de huelga de los autobuses
El comité de empresa niega que haya un boicot a los vehículos, y recalca que esta situación es consecuencia de que «los coches son muy viejos» Los trabajadores de la concesionaria protagonizaron una marcha hasta las puertas del Ayuntamiento, que sigue sin pagar los atrasos a Cojetusa
JEREZ Actualizado: GuardarLa furgoneta de Recauchutados Córdoba paró ayer al filo del mediodía en la Rotonda de los Casinos, justo delante del autobús número 38 de la flota de Cojetusa que en ese momento cubría en solitario la línea 20 como parte de los servicios mínimos de la segunda jornada de huelga del servicio de transporte, y al que pocos minutos antes le había reventado la rueda delantera. El mecánico se bajó y después de un intercambio de impresiones con el chófer comenzó a cambiar el neumático, una tarea que ya había tenido que realizar en las mismas circunstancias a primera hora de la mañana en la Alameda Cristina. «Hoy ya llevo dos ruedas, y seguro que no es la última», apuntaba mientras daba indicaciones al conductor para levantar el vehículo con el gato ante la mirada de los pocos valientes que se atrevían a esperar en la parada.
Y es que, sin lugar a dudas, lo que más se ejercitó ayer a lo largo del segundo día de paros, además de la paciencia de los usuarios, fueron las piernas del único mecánico de Cojetusa que estaba disponible en el turno de mañana -como marcaban los servicios mínimos- y que tuvo que hacer frente a una carga de trabajo a la que en un día normal dan respuesta seis compañeros. Claro que con la ayuda de empresas externas como la que se encargó de arreglar los neumáticos reventados.
Ruedas pinchadas, motores que no dieron de sí, autobuses que se pararon a las puertas de la nave de Cojetusa en El Portal a los pocos minutos de arrancar y que tuvieron que ser remolcados de nuevo hacia el interior... Tantos incidentes que el mecánico no daba abasto y que hicieron crecer la sospecha de un posible boicot del servicio por parte de los huelguistas, o incluso de la propia empresa, con la intención de aumentar la presión sobre el Ayuntamiento para que abone el dinero que haría posible que los trabajadores puedan cobrar sus nóminas.
Desde el comité de empresa se defendían ayer y su presidente, José María Romero, apuntaba que todos los problemas son consecuencia de que «precisamente estos días hayan decidido sacar a la calle autobuses muy viejos, que llegan a acumular hasta 15 de años de servicio, y que ya no dan más de sí». Como prueba, los trabajadores que se concentraban ayer a las puertas de la nave de El Portal señalaban el improvisado carrito de reanimación cargado de cuatro enormes baterías con las que se echaban a andar algunos de los vehículos que «ya no se pueden parar hasta el final del servicio, porque no arrancan».
Retrasos y esperas
Este rosario de averías y de sospechosos fallos mecánicos tuvo ayer importantes consecuencias en los servicios mínimos, ya de por sí escuetos con sólo un vehículo por línea. Así, las reparaciones no sólo provocaron retrasos en los autobuses afectados, sino que también atascaron el recorrido de los que llegaban detrás de él a la parada y que no podían salir hasta que lo hiciera el primero.
Mientras, los usuarios esperaban sentados y le echaban valor, como Rosario Ojeda, una pensionista que mientras se cambiaba la rueda en la Rotonda de los Casinos confesaba que llevaba casi una hora allí y que mostraba comprensión con los trabajadores «porque no se puede trabajar gratis», aunque al mismo tiempo dejaba claro que «muchos jerezanos necesitan el autobús, y las protestas no pueden provocar los problemas de estos dos días».
Eso sí, la experiencia del lunes había desalentado a la mayoría de los jerezanos que usan habitualmente el transporte público y ayer las paradas no eran el hervidero que suelen ser durante las jornadas de paro general, porque «muchos se han buscado modos de desplazamiento alternativos», apuntaban los propios conductores.
Sin contacto municipal
En esta tesitura, con la ciudad patas arriba por la huelga de los autobuses, la plantilla de Cojetusa protagonizó ayer una manifestación que fue secundada por todos y cada uno de los trabajadores, incluidos el director gerente, Julio de Marco, y los de departamento. Como anécdota, el presidente del comité de empresa narraba que «el mismo director gerente ha tenido que ayudar a remolcar uno de los autobuses que se ha quedado parado».
La marcha, encabezada por una pancarta con el lema Cojetusa no cumple, recorrió las calles de la ciudad desde El Portal hasta las puertas del Ayuntamiento, al que los huelguistas instaban ayer a que tome cartas en el asunto y «pague a la empresa, para que ésta a su vez pueda abonar los sueldos», apostillaba Romero.
Sin embargo, a diferencia de lo que ha ocurrido en conflictos anteriores, nadie del Gobierno local contactó ayer con los representes de la plantilla o con la dirección de la empresa concesionaria, por lo que los paros generales continuarán el resto de la semana.
Y lo que puede venir, porque hoy debe pagarse la nómina de octubre, y en estas circunstancias la dirección ya ha anunciado que tampoco podrá abonar los sueldos. Por eso, los representantes sindicales ya anunciaban ayer que habrá más paros, porque esta plantilla «no va a trabajar gratis ni un sólo día más».
El concejal de Izquierda Unida, Joaquín del Valle, exigió ayer al Gobierno local que actúe de manera contundente con la concesionaria del transporte público colectivo, e incluso hizo hincapié en que «la solución a este conflicto pasa por rescindir a Cojetusa la concesión del servicio». IU también quiso mostrar su solidaridad a los trabajadores de Cojetusa, que «se han visto obligados a convocar una huelga ante los reiterados incumplimientos de la empresa en el pago de sus nóminas». Pero tampoco olvidó a los ciudadanos que «ven interrumpido el disfrute de un servicio esencial como es el transporte público colectivo».