Concepción García está fuertemente comprometida con los menos favorecidos de la sociedad. / ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

«La crisis es ahora nuestro campo de batalla»

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A l anochecer del 28 de junio de 1859, en la pradera de Solferino, yacían 40.000 hombres abandonados a su suerte. Un empresario suizo, que había viajado al norte de Italia por un asunto de negocios, se topó por casualidad con la cruenta escena. Ni los oficiales del ejército austriaco, ni los piamonteses, ni el alto mando francés, se atrevían a ordenar la evacuación de los heridos por temor a abrir de nuevo la veda. Los jóvenes soldados morían lentamente, sin recibir asistencia médica. Entonces, Henri Dunant, ayudado por algunos lugareños de los pueblos cercanos, se dedicó a socorrerlos. Así, con ese gesto valiente y altruista, nació la Cruz Roja.

De aquel suceso han pasado 150 años. El corazón de Europa ya no se desangra en una pavorosa guerra mundial. Los disparos, ahora, vienen de especuladores sin entrañas, de corporaciones asesinas, de un sistema egoísta, mudo, sordo y ciego que condena a la exclusión social a cualquiera que tenga la desgracia de vivir en sus límites, o haya cometido el pecado de nacer fuera de ellos. Pero el ejemplo de Dunant cuajo y, aunque las batallas sean otras, sus herederos defienden dignamente aquel legado de justicia y humanidad. Entre ellos se encuentran los socios y voluntarios de Cádiz. Concepción García es, desde hace dos años, su presidenta.

-¿Cuándo tuvo su primer contacto con Cruz Roja?

-Hace relativamente poco, y de una manera un tanto extraña. Acaba de prejubilarme de mi puesto de profesora de universidad. Por razones familiares, nos trasladamos a vivir a Cádiz. Iba y venía a Sevilla en tren. Recuerdo que en uno de esos viajes yo pensaba a qué podía dedicar de una manera provechosa mi tiempo. Me daba vueltas en la cabeza la idea de que ése podía el momento de la solidaridad: tenía una buena pensión, que me estaban pagando todos los contribuyentes, así que ¿por qué no devolverle algo de esfuerzo y de entrega a esa misma sociedad? Entonces una amiga me propuso entrar en Cruz Roja. Y acepté.

-¿Y qué se encontró dentro?

-Una organización perfectamente estructurada y rigurosamente fiel a sus principios: humanidad (presta auxilio sin distinción, y se esfuerza en aliviar el sufrimiento de los hombres en todas las circunstancias); imparcialidad (no distingue entre razas, credos políticos, etc...); neutralidad (en una guerra, hay Cruz Roja en los dos bandos); independencia; una institución basada en el voluntariado (son el corazón con que late Cruz Roja); y universalidad. Además, tenía un completísimo plan de acción para cuatro años en Cádiz.

-¿Ese plan cuatrimestal ha sufrido modificaciones imprevistas sobre la marcha por culpa de la crisis?

-Cruz Roja es muy sensible a la situación actual. La asamblea nacional aprobó hace seis meses liberar dos millones de euros para atender a familias que han pasado de una situación económica precaria a una crítica por culpa de la recesión, y están en riesgo cierto de exclusión social. En realidad, son cuatro millones, ya que los proyectos concretos que presentan las asambleas locales son cofinanciados al 50%. De todas formas, siempre hemos funcionado así: de abajo hacia arriba. Detectamos una determinada carencia, un problema concreto, y entonces preparamos un proyecto. Así siempre respondemos a lo que ocurre en la calle. Y lo que pasa ahora, aquí, no es ninguna guerra, si no la crisis. Es una de nuestros campos de batalla, naturalmente.

-¿Qué proyectos se han presentado desde aquí?

-Hemos presentado tres proyectos, a nivel provincial, y nos han aprobado los tres. En El Puerto, en Chiclana y en Jerez. Se trata de intervención con familias. Uno, el de El Puerto, se centra en la nutrición de niños entre cero y dos años. Los demás son más amplios y buscan paliar la situación de familias cuyos miembros están desempleados, han agotado las prestaciones, y necesitan amparo. Si la filosofía de la Cruz Roja es no dar nunca la espalda a los colectivos más vulnerables, ahora la crisis nos obliga a ampliar ese espectro y multiplicar nuestros esfuerzos.

-¿Hasta dónde dan sus recursos para afrontar esta difícil coyuntura?

-Nuestros más de 9.000 socios están respondiendo a esa cuestión estupendamente. La gente, en general, no ha dejado de arrimar el hombro, sino todo lo contrario. Hemos vendido más oro, casi un 14% más que el año pasado. Y, hay que ser sinceros: todo el mundo no está sufriendo la crisis. Es a esas personas (las que están relativamente tranquilas o gozan de cierta estabilidad económica), les toca ahora asumir cierta responsabilidad social y multiplicar sus aportaciones solidarias hasta donde puedan. Mira, ahora se cumplen 150 años de la batalla de Solferino, que motivó la idea de la Cruz Roja. Nuestros solferinos ahora son otros: las personas en riesgo de exclusión, los colectivos vulnerables, las catástrofes... La crisis es ahora nuestro campo de batalla. O, al menos, uno de los muchísimos en los que estamos dando la cara.

-¿Cuál es el próximo objetivo a cumplir en Cádiz?

-Ya mismo vamos a presentar las nuevas unidades móviles de emergencia social, que atenderán las necesidades básicas de indigentes y personas que viven en la calle. Ya funcionaba en otras localidades, como El Puerto, pero por fin hemos conseguido financiación suficiente para ponerlas en marcha en la capital. También estamos enfrascados en la rehabilitación de nuestra sede, que era una vieja asignatura pendiente. Era una prioridad interna importante.

-En Cádiz, la imagen de la Cruz Roja sigue asociada, fundamentalmente, a la seguridad de los bañistas. Es, quizá, lo más llamativo de su labor, pero ¿qué otras tareas, quizá menos vistosas, desarrollan ustedes?

-El listado es larguísimo: los equipos de respuesta inmediata, salvamento marítimo, preventivos terrestres, preventivos especiales, programas de integración social, ayuda domiciliaria, ayudas para respiro familiar, programas de envejecimiento saludable, intervención social con inmigrantes, centros de acogida, lucha contra la pobreza y exclusión social, trabajo con reclusos...