Madonna, en plena pose./ LA VOZ
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Lo que va a pagar de 'Luz'...

Madonna huye de esos rayos de sol que han apergaminado a Ostarcevic y se refugia en los brazos de su jovencísimo novio brasileño

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Adelantada a su tiempo, Madonna pasmó a Occidente cuando, hace unos pocos veranos, se plantó en una playa cubierta de pies a cabeza por una especie de velo con el que incluso llegó a darse un chapuzón (si logró nadar, sería a lo momia, supongo). Aquella imagen dio, cómo no, la vuelta al mundo y terminó creando tendencia y derivando tiempo después en el famoso burkini. Ahora, Madonna vuelve a sorprendernos con otro desconcertante, a la par que recatado, atuendo playero. La cantante, que acaba de cumplir los 51, se sumergió el otro día en las transparentes aguas de Portofino vestida como se vestiría Morticia Adams. Si Morticia Adams jugara al baloncesto...

La fobia de Madonna a la radiación solar es de tal calibre que cualquier día le cambia el apellido a su jovencísimo novio (Jesús Luz). Bueno, entre que el chico se llama Jesús (ella ha abrazado el judaísmo) y que tiene tan cegador apellido, seguro que Madonna ya le ha puesto algún pseudónimo.

Y es que la Ciccone aborrece el sol de tal manera que, a su lado, el conde Drácula casi me parece un tanoréxico (adicto al bronceado), comparable a Marc Ostarcevic. Por cierto, que entre el apergaminamiento provocado por los rayos UVA (uva morada, claro), los kilos de más, y que ya no se tiñe, a Ostarcevic le veo este verano muy mayor. Como se deje crecer un poco más la barba lo van a confundir con George Moustaki (sólo que cobrando un poco menos por cantar).

A Madonna no le ha hecho falta esperar a ver los resultados que en Ostarcevic ha tenido la torrefacción solar para tomar medidas drásticas. La camiseta negra y el calzón de basket negro con que se bañó en Portofino, los coordinó luego en tierra con una minisombrilla negra estilo retro, con una descomunal pamela igualmente negra (¿estará de luto?), y, por supuesto, con las consabidas gafas como para vender el cupón. Más que a la playa, Madonna parecía dirigirse al funeral de Michael Jackson.

Imparable y mandona

Por cierto, es un alivio saber que a Jackson en un par de días lo sacan del congelador y por fin le dan sepultura. Me alegro por él, para que descanse de una vez en paz el pobrecito, y también por los que están a punto de volver de vacaciones, que ya empezaban a sentir cierta aprensión (y miedo a encontrárselo) al abrir de nuevo el frigorífico. Que un amigo mío una vez se olvidó un melón en la nevera y cuando regresó del veraneo se encontró con algo todavía más espeluznante que la calva tatuada de Coto Matamoros.

El novio de Madonna no es calvo, entre otras razones, por falta de tiempo. Normalmente, para que se manifieste la alopecia en un varón primero tienen que caérsele todos los dientes de leche. «Pese a los 29 años que los separan, su romance va viento en popa», he leído por ahí... ¿Pese? Yo diría que justamente son felices gracias a esa diferencia de edad.

Porque... ¿se imaginan a la imparable y mandona Madonna con uno de 50? O mejor, ¿se imaginan a uno de 50 con ella? Yo no, porque los hombres a esas edades ya tienen el colmillo muy retorcido. Sean Penn, su primer marido, por ejemplo, cuando la vio con este jovencísimo modelo brasileño en seguida le preguntó si había vuelto a adoptar... Pero Madonna no está para sarcasmos (ya bastante cáustico es envejecer). Está para que le bailen el agua y (como diría Miriam Sánchez) le sigan el ritmo. Otra cosa es lo que va a pagar de Luz. Veremos cuando le llegue el recibo...