Cortos de vista
Actualizado: GuardarHan empezado a cantar victoria en mitad del combate. Basta que el paro baje en los Estados Unidos para que cunda el optimismo en algunas grandes potencias, que no son tan grandes ni tan potentes.
Quizá el mayor afectado por la hipermetría en Europa sea precisamente el hombre que preside su Banco Central, Jean Claude Trichet, que ha visto crecientes signos de que la recesión de la economía global toca fondo. Puede pasarle lo que a algunos pasajeros de las diligencias en las películas del Oeste, cuando aseguraban que habían visto apaches. «Si los ha visto no eran apaches». Si Trichet ha visto una recuperación progresiva en la zona euro es que es un lince o anda mal de geografía. No creeremos en que la crisis se haya ahuyentado hasta que los estudiantes andaluces dejen de apuntarse para ir, en calidad de jornaleros, a la vendimia francesa.
Si bien es cierto que las épocas malas afectan a todos, no lo es que lo hagan con una intensidad semejante. No nos acabamos de creer que lo de la globalización sea verdad. Hay globos que nunca se pinchan. El servicio de estudios del BBVA, que siempre suministra pistas veraces, avisa de que el paro y la destrucción de empleo aún tienen «recorrido por delante», o sea, un gran porvenir. Quienes no tienen nada que temer son los que han firmado contratos blindados, que según el ministro Corbacho, son los que piden el despido libre. Quizá no sea prudente ponerle fecha al fin de la recesión. Mejor no usar catalejos para verla venir. Los signos de recuperación son bastante desiguales y muy moderados. No nos vaya a pasar con la crisis lo mismo que con la ETA: que cada vez que se anuncia que está vencida hay que volver a ponerse de luto.