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«Muchos jóvenes se fueron sin pruebas médicas»
Antonio y Victoriano, que trabajaron décadas en Bazán, narran los procesos de jubilaciones
Actualizado: GuardarEl ruido de los remachadores y los calafates ha quedado en un rincón del recuerdo de muchos ex trabajadores de la antigua Bazán. Antonio Noria Aleu entró a formar parte de la plantilla de la factoría gaditana en 1950, y en 1996 recibió la jubilación por sordera. Ahora cuenta que «no era muy difícil recibir la jubilación por enfermedad, en la misma empresa te hacían una prueba médica y siempre te daban la razón porque les convenía que saliera gente de allí».
De este modo, Antonio pidió la jubilación y a los pocos días ya tenía los papeles en casa. Pero no hacía falta sufrir la contaminación acústica de las ruidosas máquinas de antaño, sino que otros, carpinteros, modelistas o incluso escribientes, pidieron la jubilación por sordera, cuenta este ex trabajador: «Algunos se arrepintieron de lo que firmaron porque cogieron un millón de pesetas creyendo que era mucho y después vieron que no tenían nada». «Otros llegaron a coger 18 millones de pesetas y el sueldo entero para toda la vida porque tenía el 100% de enfermedad», especifica de inmediato Victoriano García Oviedo, mientras recuerda la historia de su sobrino. «Era obeso; tan, tan gordo, que los compañeros teníamos que ayudarle para todo». Victoriano entró a trabajar en Bazán en el año 1944 y allí estuvo hasta que lo prejubilaron en 1988. De maestro de primera pasó a ser jefe de taller y cuenta cómo vivió la salida masiva de trabajadores de la empresa: «Se iban a montones, la edad daba igual, incluso jóvenes con 42 y 44 años, por sordera, bronquitis, cojera, rellenaban los papeles y llegaba la jubilación, a veces sin pruebas médicas».
Estos dos ex trabajadores de Bazán se reúnen cada día junto con otros compañeros en la asociación que los ex operarios de la factoría tienen en el Parque Sacramento de San Fernando. Los escuchan hablar del asunto y parece que acaben de salir de hacer sus labores porque los enfrentamientos y conflictos de antaño siguen vivos entre ellos. Eso sí, todos aseguran que la factoría no hizo nada por sacar adelante la empresa y lo hizo todo para reducir de forma masiva el número de trabajadores. «Ahora no hay buenos profesionales porque eliminaron a todo el mundo», cuenta Victoriano. «¿Y sabes dónde están ahora?», pregunta. «Cobrando un sueldo y trabajando sin estar asegurado, eso lo saben los sindicatos, pero mientras siguen quitando puestos de trabajo», sentencia.