COREA DEL NORTE
Grietas capitalistas en el Muro de Kim Jong-un
Paradójicamente, este régimen estalinista sobrevive gracias al florecimiento de la economía privada y a los negocios con China pese a las sanciones
![La fábrica de seda de Pyongyang, que es un modelo para el régimen, demuestra lo anticuada que está la industria norcoreana](https://s2.abcstatics.com/media/internacional/2016/05/15/pyongyang-fabrica-seda--620x349.jpg)
Tras el reciente deshielo entre Estados Unidos y Cuba, Corea del Norte lleva a gala ser el último Muro que queda de la Guerra Fría, un país donde sus 25 millones de habitantes viven como en la Rusia de Stalin o la China de Mao . Blindado por sus herméticas fronteras y sus bombas nucleares , el represivo régimen de Kim Jong-un se empeña en mantener un sistema anacrónico de economía estatal planificada y cerrada al exterior en un mundo cada vez más globalizado.
Así lo ha acordado esta semana el VII Congreso del Partido de los Trabajadores , un cónclave histórico porque no se convocaba desde 1980 y ha permitido la entrada en el país de 130 periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de ABC . Dándose un nuevo baño de masas para encumbrarse aún más en el poder, el joven dictador norcoreano ha ratificado en dicha reunión su política «Byongjin», que propugna combinar el programa nuclear con el desarrollo económico.
Aunque el régimen estalinista de Pyongyang insiste en la autarquía para conservar su modelo político, el Muro de Kim Jong-un se está agrietando por el florecimiento de una incipiente economía privada de libre mercado . Tras el colapso del sistema estatal de distribución de alimentos durante la «Gran Hambruna» a mediados de los años 90, que diezmó a la población, los norcoreanos se han acostumbrado a buscarse la vida por sí mismos.
Algo está cambiando
Mientras los campesinos de las cooperativas estatales pueden vender en los mercados lo que siembren en los patios de sus casas , a los trabajadores de las empresas públicas se les permite faltar a su puesto si abonan una pequeña multa. A cambio de pagar una cantidad ridícula, quedan liberados para dedicarse a sus negocios, que casi siempre consisten en viajar hasta la frontera con China para traer de allí todo tipo de productos. Como la mayoría de empleados en las compañías y fábricas estatales son hombres, son sus esposas quienes se dedican a este contrabando , que ha acabado con la tradicional escasez del racionamiento público, limitado ya a poco más de 20 kilos de arroz mensuales por persona en Pyongyang y las ciudades.
A pesar de las sanciones internacionales contra el régimen de Kim Jong-un por sus ensayos nucleares y lanzamientos de misiles , en las tiendas de Pyongyang se encuentran desde televisores de plasma hasta arroceras que vienen de China, así como ropa, carne congelada, artículos de higiene y belleza y, sobre todo, el güisqui y el coñac que tanto les gusta a los norcoreanos. Con la relajación de los controles estatales, el dinero se ha abierto camino y el mercado negro ha pasado a formar parte de la vida diaria de los norcoreanos , que prefieren pagar con divisas en lugar de con moneda local. Al cambio oficial, un euro equivale a 120 won, pero alcanza los 8.000 won en la calle.
![Un soldado vigila una obra en una calle secundaria de Pyongyang, en la que deben trabajar los propios vecinos dentro de las brigadas ciudadanas organizadas por el régimen](https://s1.abcstatics.com/media/internacional/2016/05/15/Pyongyang%204--510x286.jpg)
Fruto de esta progresiva mejora económica, sobre todo visible en Pyongyang, ha aumentado el número de coches y ya se permiten hasta vehículos privados . Además, por las antes desiertas calles de la capital circulan unos 700 taxis pertenecientes a cuatro compañías , que mezclan la inversión pública y la privada con fondos procedentes de China y Singapur. Antiguamente prohibidos por el régimen, ya funcionan unos tres millones de móviles , pero internet sigue censurado para «evitar las malas influencias occidentales», justifica un funcionario estatal.
De igual modo, han proliferado las obras por toda la ciudad, donde se han levantado modernos rascacielos para los científicos en la calle «Mirae» (Futuro) movilizando a la población, que se ve obligada a trabajar en las obras junto a los soldados si así lo ordena el Ejército.
De momento, las últimas sanciones de la ONU contra Corea del Norte no parecen haber tenido mucho efecto y, según algunos expertos, su impacto no se sentirá hasta la segunda mitad del año. «Vengo de China para comprar carbón y sigue siendo fácil hacer negocios aquí», reconoce abiertamente un joven empresario chino nada más bajarse de un reluciente Audi Q7 con matrícula norcoreana a las puertas del Hotel Yanggakdo. Procedente de Dandong, en la frontera, trae como regalo para sus socios locales una caja de Ballantine´s . De noche, y sin ningún disimulo tras haberse tomado varias copas en el bar del hotel, los hombres de negocios chinos y los funcionarios del régimen discuten los bancos más convenientes para llevar a cabo sus transacciones económicas. «Mejor mientras más pequeños para evitar los controles internacionales», comentan en mandarín entre risas regadas con abundante alcohol.
Paradójicamente, todas estas grietas capitalistas en el Muro norcoreano permiten sobrevivir al régimen de Kim Jong-un.
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