Cameron da un sello social al «Discurso de la Reina»para esquivar el debate europeo

Anuncia una reforma de las cárceles, más viviendas y el derecho de cada hogar a contar con banda ancha rápida

El primer ministro británico, David Cameron, junta al líder de la opsición, el laborista Jeremy Corbyn en la apertura del nuevo curso parlamentario ÁFP

LUIS VENTOSO

Con el gusto por la pompa y el respeto por su historia que caracteriza a los británicos, Isabel II ha leído esta mañana el «Discurso de la Reina» número 65 de su dilatado reinado.

La ceremonia abre el curso parlamentario. La soberana da lectura a un texto que ha escrito el Gobierno, en el que anuncia sus planes legislativos . La tradición se remonta al siglo XVI, aunque su actual formato data de 1852, cuando se inauguró el actual Parlamento de Westminster tras el devastador incendio de 18 años antes. Este año ha habido una novedad protocolaria : la Reina, que acaba de cumplir 90 años , accedió por vez primera a la Cámara de los Lores en ascensor , evitando así los 26 escalones de la Entrada de los Soberanos. «Ha habido modestas adaptaciones para el confort de la Reina », explicó el Palacio de Buckingham.

Si la Reina evitó los escalones, Cameron evitó en el discurso el tema que tiene abierto en canal a su partido y que polariza la vida pública británica, el referéndum sobre la permanencia en la UE del próximo 23 de junio, y se centró en cuestiones domésticas. El discurso soslayó la espinosa cuestión europea, a pesar de que esta semana el primer ministro se ha dado un buen respiro demoscópico. Una encuesta de Ipsos Mori para «Evening Standard» publicada hoy da ventaja de 18 puntos a los partidarios de la permanencia. El sondeo llega justo después de otro del antieuropeísta «Telegraph» , que otorga 51% a los partidarios de seguir en la UE y un 45% a los del Brexit .

Cameron ha intentado imprimir una impronta social a su discurs o , recuperando aquello del conservadurismo compasivo con que se dio a conocer en 2010. «Mi Gobierno utilizará la oportunidad de una economía más fuerte para mejorar la seguridad de la gente trabajadora, incrementar las oportunidades para los desaventajados y fortalecer la defensa nacional», leyó la Reina.

El esperado anuncio de una Carta Británica de Derechos Humanos que sustituya a la europea, una vieja demanda del ala eurófoba de los tories, se evaporó del discurso . Cameron había coqueteado con la idea con el objetivo de ganarse para la campaña del referéndum a Boris Johnson y a su ministro de Justicia, Michael Gove , que demandaban esa carta británica como un modo de devolver soberanía al Parlamento nacional. Pero toda vez que Gove y Boris se han embarcado en la campaña del Brexit , y además de mascarones de proa, el guiño ya no tenía utilidad práctica. Ian Ducan Smith , ex ministro de Trabajo del bando pro Brexit que dimitió sorpresivamente en marzo, acuso a Cameron de haber echado agua a sus planes sobre la Carta de Derechos.

Un discurso repleto de promesas

El Gobierno prometió por boca de la Reina construir dos millones de nuevas viviendas y que cada hogar tenga derecho a banda ancha de alta velocidad . Hubo más medidas para intentar meter al Reino Unido en la punta de lanza de la alta tecnología. Se favorecerá el coche sin conductor, la industria de las naves y viajes espaciales y el negocio de los drones, cuyo uso se regulará más detalladamente.

Un aspecto muy destacado fue la reforma de las cárceles de Inglaterra y Gales . El asunto está sobre la mesa de nuevo después de que la prensa publicase reportajes sobre el hacinamiento y el disparatado consumo de drogas en los penales ingleses , con estampas en Londres que imaginamos más próximas a los presidios del tercer mundo. Al acabar el discurso de la Reina, Cameron explicó que «no queremos que las cárceles sigan siendo almacenes para delincuentes, sino incubadoras del cambio y de vidas reformad» . Para ello crearán un sistema de vigilancia por satélite que permitirá que algunos presos lo sean solo los fines de semana y salgan los días de labor a trabajar residiendo en sus casas. Además se les repartirán «iPads» para que se formen por su cuenta y se les dejará comunicarse por «Skype» con familiares y amigos.

La oposición recordó que los conservadores llevan casi una década hablando de su reforma de las prisiones, que nunca llega. También destacaron que de las 30 iniciativas que presentó Cameron en el «Discurso de la Reina», 28 ya eran conocidas.

El Gobierno ratificó que a final de la década se dedicará el 2% del presupuesto a Defensa y que se renovarán los submarinos nucleares «Trident». También se destinará a ayuda filantrópica exterior el 0,7%.

El Ejecutivo volvió a recordar sus medidas para atajar el extremismo islamista , como la de prohibir a sospechosos hablar o asistir en manifestaciones o encuentros públicos.

Entre las medidas sociales, se insistió de nuevo en que las escuelas deben tender a convertirse en academias, más libres y competitivas. En abril de 2018 se instaurará la tasa que gravará las bebidas azucaradas , cuya recaudación se destinará a luchar contra la obesidad infantil.

Un acto lleno de tensión y un discurso decepcionante

El discurso fue de poca altura , pareció un poco para salir de paso a la espera de que se sustancia el vital debate europeo. Cameron volvió a resumirlo con la etiqueta de «Un Gobierno para Una Nación» que tanto le agrada, con la que desea esgrimir que gobierna para todos y ya no encarna al partido de los pudientes. La oposición laborista le replicó que no es cierto, «es un Ejecutivo tory, que ha reducido los impuestos a los millonarios mientras que todos los demás tienen que pagar más».

La frialdad entre Cameron y Corbyn se vio en la tradicional marcha de los diputados desde los Comunes a la Cámara de los Lores. El protocolo los obligaba a caminar juntos. Cameron intentó por cortesía un poco de charleta social, pero Corbyn torció la cara y no quiso saber nada.

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