La derecha confía en arrebatar a Tsipras el timón de la crisis

El fantasma de la abstención planea sobre las elecciones de este domingo, a pesar de la obligación formal de acudir a votar para los más de 9,8 millones de ciudadanos censados

La derecha confía en arrebatar a Tsipras el timón de la crisis afp

daniel iriarte

Una joven se lleva las manos a la cabeza mientras exclama: «¡Ya van tres veces que vuelvo a mi pueblo sin haber encontrado marido!». La caricatura, que se ha hecho famosa estos días en Grecia, expresa una realidad familiar para muchos griegos: la presión de tener que regresar, por tercera vez en lo que va de año, a sus localidades de origen para votar , con todas las incomodidades que ello implica.

Es el caso de Dimitra Panou, una fotógrafa nacida en la región de Ioánina, cerca de Albania. « Para mí es como una especie de broma », dice. « Yo no voté por Syriza [la coalición izquierdista de Tsipras], pero después de que haya llegado a un acuerdo con Alemania, ya no hay diferencia entre los partidos principales», asegura. «Yo no voy a votar porque no me apetece volver a mi ciudad», añade. «Y la mayoría de la gente que conozco tampoco va a hacerlo, y no por pereza o apatía sino de forma consciente, porque es lo más revolucionario que se puede hacer en estas circunstancias», comenta Panou.

El fantasma de la abstención planea así sobre estas elecciones , a pesar de la obligación formal de acudir a votar para los más de 9,8 millones de ciudadanos censados. Si en el referéndum de este verano sobre el paquete de reformas exigidas por la Troika la participación fue del 37,5 %, esta vez la falta podría ser aún mayor, restando legitimidad a los resultados de unos comicios que no ilusionan a casi nadie.

El motivo, entre otras cosas, es la sensación de que gane quien gane, no podrá gobernar en solitario, y las dificultades para formar coaliciones —frágiles en el mejor de los casos— podrían forzar la celebración de nuevas elecciones , una vez más, dentro de unos meses. Todas las encuestas muestran un Parlamento altamente fragmentado, y Syriza y su principal rival, los conservadores de Nueva Democracia, aparecen tan cercanos que serán los ahora indecisos y los abstencionistas quienes inclinarán la balanza en un sentido o en otro.

Pactos obligados

Además, para formar gobierno cualquiera de los dos partidos mayoritarios necesitará casi con toda seguridad no ya una sino de al menos dos de las pequeñas formaciones que consigan superar la barrera electoral. Los neonazis de Amanecer Dorado aparecen inamovibles como tercera fuerza, pero se cree que ni Syriza ni ND pactarán con ellos en ningún caso, lo que pone al Partido Socialista (PASOK), los centristas de El Río (To Potami), el Partido Comunista (KKE) y los Griegos Independientes (ANEL) en el candelero. No está claro que todos ellos vayan a lograr entrar en el Parlamento.

A priori, el líder de Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, lo tendría más fácil para a atraer a otras formaciones centristas y conservadoras a un gobierno dominado por su partido. A Syriza le van a perjudicar enormemente las divisiones en el seno de la izquierda . Hay inquina no solo con el KKE, sino también con Unidad Popular, la escisión surgida a raíz de la aceptación por parte de Tsipras de las condiciones del rescate a pesar de la victoria del «no» en el referéndum, apenas ocho días después de que se celebrase aquel.

Sangría en la izquierda

El líder de UP, Panayotis Lafazanis, ha descartado una coalición con Syriza «por una cuestión de principios». « No habrá estabilidad política tras las elecciones » afirmó este sábado Lafazanis en una entrevista con la agencia rusa RIA Novosti, asegurando que esta «está obstaculizada por los memorandos con los acreedores».

Syriza, además, se ha visto afectada por algunas deserciones de primera fila, como las de los eurodiputados Nikos Jundíis y Sofia Sakorafa, la de las juventudes del partido, o las de alcaldes que se quejan del escaso apoyo del partido en sus enfrentamientos contra algunas constructoras a las que acusan de «especuladoras». Y uno de los miembros de más alto nivel del partido, Alekos Flambouraris, parece envuelto en un presunto escándalo de propiedad ilegal de un negocio valorado en 3,9 millones de euros.

Además, la prensa griega ha criticado enormemente que el izquierdista Tsipras haya matriculado a su hijo mayor en una de las escuelas privadas más caras del país , y que se haya pasado el verano en la villa de un constructor, acudiendo a su oficina desde allí en helicóptero. Dos elementos que han dañado enormemente su imagen a ojos de sus antiguos seguidores.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación