Los dos principales partidos griegos usan el mismo lema: el país, «Hacia adelante»
En esta última campaña electoral, lo único importante es quién va a gobiernar y cómo, ya que es evidente que deberán implementarse las medidas de recortes, ajustes y reformas del tercer rescate gane quien gane
Los electores griegos están cansados de tener que volver a las urnas por tercera vez en menos de un año, tras las elecciones del domingo 25 de enero, las del domingo 5 de julio para el referéndum y las generales anticipadas del domingo próximo . También les agota esta última campaña electoral, en la que lo único importante es quién va a gobiernar y cómo , ya que es evidente que deberán implementarse las medidas de recortes, ajustes y reformas del tercer rescate gane quien gane.
La lucha la librarán el partido de Alexis Tsipras, Syriza, y el partido de centro derecha Nueva Democracia liderado, tras la dimisión de Andónis Samarás, por Vanguelis Meimarakis . Los sondeos muestran que la diferencia entre ambos es de menos de un 1% . Sin embargo, los dos partidos han diseñado una campaña electoral basada en la idea de ir hacia adelante, dejando atrás el pasado más o menos reciente.
Todos los sondeos muestran también que los partidos que no quieren estas medidas y están dispuestos a dar la espalda a la ayuda de los acreedores del país son minoría: el partido comunista KKE, el partido Unidad Popular formado por los rebeldes radicales de Panayótis Lafazánis y Amanecer Dorado, la formación de extrema derecha nacionalista y neonazi . Juntos no superan en intención de voto el 15%. Y nunca lo podrían reunir: ni los comunistas ni los radicales aceptan formar coalición y ninguno de los dos se trata con Amanecer Dorado.
Tsipras insiste: «Solo hacia adelante»
Tsipras ha basado su campaña en la frase «Solo hacia adelante», a la que ha añadido: «Ganamos el futuro», insistiendo en que «nos libramos del pasado». Una forma elegante de pedir a sus electores que dejen de lado sus promesas incumplidas , empezando por la de no volver a implementar un memorando de reformas y recortes, necesario para un nuevo rescate. Tsipras también quiere alejarse del complicado entramado de grupos de izquierda que forman su coalición, que consiguió unir bajo su mando. A los más rebeldes, los más radicales y puristas, indignados por su claudicación ante los acreedores, los ha dejado irse (ahorrándose el expulsarlos) con Panayotis Lafazánis y la díscola Zoí Konstandopul, que dejará de ser la semana que viene presidenta del Parlamento. Por eso su segundo lema es «nos libramos del pasado».
Por pasado se refiere también a los partidos de Nueva Democracia y Pasok, con los que sería posible en teoría una coalición de gobierno en el caso de no conseguir la mayoría absoluta, pero que Tsipras no quiere considerar. Alexis desea conseguir los suficientes escaños como para necesitar únicamente unos pocos diputados más, preferentemente del partido Griegos Independientes (ANEL) de Panos Kamenos, siguiendo la receta de su gobierno dimitido. ANEL es un partido nacionalista de derecha que sin embargo aceptó apoyar al gobierno en absolutamente todo, contradiciendo a diario declaraciones anteriores al 25 de enero, menos en una parte de la ley sobre la concesión de la ciudadanía a los hijos de inmigrantes legales, por ejemplo. Pelillos a la mar. Tsipras no quiere que se le relacione con conservadores y socialistas a la hora de gobernar , porque no ha dejado de despreciar públicamente sus «políticas entreguistas» y sus pésimas negociaciones anteriores. Además el líder radical les echa en cara la situación actual de Grecia, olvidando quizás que su propio partido lleva muchos años en el Parlamento.
Nueva Democracia: «Decidimos cómo ir hacia adelante»
Por su parte, Meimarakis ha querido una campaña que solo hable del futuro y de los jóvenes, su gran esperanza. En enero, la gran mayoría de los jóvenes confiaron en Tsipras, pero ahora sufren al ver cómo sus familias se empobrecen cada día más y cómo no hay nuevos puestos de trabajo para ellos, ni una perspectiva optimista fuera de la recesión y austeridad que les permitirá plantearse un futuro. Los conservadores hablan de «Ir hacia adelante», aunque siempre insistiendo en las palabras «todos juntos» , en la creación de un equipo nacional (recordando el fútbol y el baloncesto, dos grandes pasiones griegas) y dejando atrás «chulerías, experimentos y caros errores». Según su líder, no tendrían problema en formar coalición con Syriza y otros partidos, ni siquiera tendrían —en teoría— problema en que no fuera el propio Meimarakis el nuevo presidente del Gobierno.
Los conservadores insisten en la necesidad de un gobierno estable, con un mandato real de cuatro años y con objetivos como mantener la confianza de los griegos y de los inversores extranjeros, atraer nuevas inversiones lo antes posible, además de apoyar a la pequeña y mediana empresa. Porque mientras que Tsipras necesita siempre el apoyo de sindicalistas y de trabajadores estatales, Nueva Democracia sabe que ahora todo ha cambiado y no podrá seguir «colocando» a sus votantes en el aparato estatal . Ahora lo importante es conseguir el apoyo del sector privado y de quienes, con sus impuestos, mantendrán al Estado.
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