El peligroso coste político de la pasión de Manuel Valls por el Barça
El primer ministro fue a Berlín en un avión gubernamental para ver la final de la Champions, con cargo al presupuesto público
Un 76,8% de 11.000 lectores del semanario « Le Point » censura y está «escandalizado» por la decisión del primer ministro francés, nacido en Barcelona, de abandonar el congreso del PS, en Poitiers, para asistir a la final de la Champion, en Berlín , la noche del sábado. Un 23,2% dice «comprender» la decisión de Valls.
La mañana del viernes, Manuel Valls pronunció en Poitiers un discurso violentísimo contra Nicolas Sarkozy, para intentar congratularse con la izquierda del PS. Horas más tarde, se marchó a Berlín en un avión gubernamental, para asistir a la final de Champions, con cargo al presupuesto público.
El gesto ha sido muy mal percibido.
En Poitiers, los militantes socialistas se quedaron atónitos, ante un Valls (a la derecha del PS) que abandona el congreso de su partido para seguir un partido fútbol en el que no jugaba ningún equipo francés.
Realizar un viaje de turismo deportivo en un avión gubernamental, pagado con dinero público, es un comportamiento que roza la ligereza inquietante.
Valls ha intentado justificar su gesto diciendo que había sido invitado por Michel Platini, presidente de la UEFA, con quien debe «prepararse» la Euro 2016. Esa respuesta pasa mal o muy mal, también.
Valls, subraya «Le Point», «ni siquiera intentó encontrarse con algún ministro alemán, para intentar justificar de alguna manera un gesto muy fuera de lugar».
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