Elecciones en el reino unido 2015

Miriam González, la abogada de éxito que no ha querido renunciar a su carrera

La mujer de Nick Clegg, como ha sucedido con las esposas de los otros candidatos, se ha sumado a la campaña electoral de su marido

Miriam González, la abogada de éxito que no ha querido renunciar a su carrera

luis ventoso

La vida de la vallisoletana Miriam González Durántez, de 46 años, puede dar un giro a partir de las elecciones del próximo día 7. En los últimos cinco años, su marido, Nick Clegg, ha sido el vicepresidente del Reino Unido, como líder del partido bisagra Liberal Demócrata que ha gobernado coaligado con los conservadores. Pero los sondeos son pavorosos para los liberales, que podrían caer al 9% de los votos, incluso por detrás del eurófobo UKIP (14%). Hasta es dudoso que el propio Clegg logre conservar su escaño.

Pero Miriam ha sabido entender desde el primer momento que el poder es algo efímero y los cambios la cogerían preparada. Nunca quiso renunciar a su brillante vida laboral como social del bufete Dechertt LLP, especializado en casos de comercio internacional. Tampoco ha permitido jamás que sus tres hijos de nombres españoles asomen a las cámaras («Si se toca a mis hijos soy como una tigresa», ha declarado a «The Guardian»). Por último, renunció a la posibilidad de que el vicepresidente se fuese a vivir a alguna residencia actual. Se quedaron en su casa del barrio de Putney, que no es zona mala, pero tampoco estelar, valorada en 1,6 millones de libras. Ella ha seguido trabajando, amén de participar en muchos actos públicos, y Clegg se ha tenido que buscar la vida para cumplir con su misión doméstica de llevar a los niños -de seis, diez y trece años- al colegio católico donde estudian por exigencia de la madre (el padre es ateo).

Al rescate de su marido

Miriam ha salido al rescate de su marido y está haciendo campaña de forma muy activa. Es probablemente la más presente de las mujeres de los candidatos. Se trata de una mujer guapa, sonriente, que habla inglés con ese acentazo que nos distingue a los españoles a la primera frase. Hija de dos profesores, su padre fue senador del PP y alcalde de Olmedo, donde lleva cada estío a veranear a Clegg, al que al parecer disfruta con su relax castellano. Miriam hace gala de una fuerte personalidad y ha defendido con pasión sus ideas, de un feminismo cabal y contemporáneo.

En el Mundial de Sudáfrica escribió a «The Times» protestando porque habían dicho que Sara Carbonero distraía a Casillas y reclamando que se disculpasen con ella. En abril del 2014 soltó un «cojones» en español que dio la vuelta a Europa. Fue en la City de Londres, cuando pidió la palabra en una intervención de su marido para decir a un montón de prebostes de la capital financiera que los hombres que colaboran en la crianza de sus hijos son los que tienen más de los susodichos.

Los Clegg se conocieron trabajando en Bruselas y se casaron en 2000. Trabajan duro –se levantan a las seis de la mañana- y su casa es un galimatías idiomático: ella se dirige a sus hijos en español, él en inglés y entre los dos hablan también la lengua local (ella sabe francés, inglés y español). Viéndolos juntos se ve bastante claro quién manda en casa. Y creo que no es precisamente el vicepresidente.

Miriam González, la abogada de éxito que no ha querido renunciar a su carrera

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