Schulz pide a Madrid y Atenas un espíritu de colaboración
Las instituciones europeas se vuelcan para evitar que las acusaciones de Tsipras contra España y Portugal malogren el precario entendimiento que permitió prolongar la asistencia financiera
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Las instituciones europeas se vuelcan para evitar que las acusaciones del líder radical Alexis Tsipras contra los Gobiernos español y portugués malogren el precario entendimiento que permitió prolongar la asistencia financiera a la quebrada Grecia. Si ayer fue el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker , quien aterrizó en Madrid para respaldar a Mariano Rajoy y Pedro Passos Coelho en la firma de su acuerdo energético con la Francia de de François Hollande, este jueves ha sido el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, el que ha aterrizado en la capital española para aplacar resquemores. Schulz se ha encontrado en La Moncloa con Mariano Rajoy. El tema central de la agenda del encuentro fue el revuelo provocado por las declaraciones del primer ministro griego.
Días después de las frenéticas negociaciones que permitieron al nuevo Gobierno de Syriza mantener abierto el grifo de la financiación de sus socios a la espera de la que será la madre de las negociaciones, la del tercer rescate a Grecia, Tsipras acusó a los ejecutivos español y portugués de haber intentado boicotear el acuerdo por razones de política doméstica. El líder radical afirmó incluso que el objetivo último de Rajoy era hacer caer su Gobierno por sus afinidades con el emergente partido Podemos, unas palabras que no gustaron nada al gobernante español que, no obstante, aseguró la víspera que «hay que mirar al futuro».
Eso es precisamente lo que el socialdemócrata Schulz quiere que se haga. La suya ha sido una de las voces que llevan tiempo reclamando una suavización de la política de austeridad estricta promovida por Berlín y los estados del norte, y paradojas de la política comunitaria, se ha convertido en un aliado del liberal Juncker en la batalla por orientar a la UE hacia una política económica basada en los estímulos. Otro de los puntos de la agenda fue el plan de inversiones de más de 300.000 millones de euros de la Comisión que tanto Juncker como Schulz impulsan en el seno de los Veintiocho. También se abordó el estado de las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de comercio con los Estados Unidos.
Preguntado por los periodistas tras su encuentro con Rajoy si lo había encontrado molesto por los reproches de Tsipras , Schulz contestó con un lacónico «lo hemos comentado». El veterano socialdemócrata alemán se esforzó, no obstante, por alimentar la concordia entre los estados miembros, aunque admitió que lo que se ha creado es una «situación peliaguda» y recordó que el panorama europeo es todavía lo bastante incierto como para permitirse desavenencias que descarrilen el tren de la recuperación. «El reciente acuerdo en el Eurogrupo nos ha dado cuatro meses de estabilidad y lo que nos debe guiar ahora es un espíritu de colaboración», reclamó Schulz, que además contó que había hablado «largo y tendido» con Tsipras de este asunto.
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