Los problemas domésticos de la primera dama irrumpen en la carrera electoral israelí
El caso de los cascos retornables, por el que Sara Netanyahu se habría embolsado miles de euros, le lleva ante la Justicia en plena cuenta atrás para las generales del 17 de marzo
En la semana en la que la frontera norte ha vuelto a temblar por el choque entre Hizbolá e Israel, que se saldó con dos soldados israelíes y un casco azul español muertos , la primera dama del país es el tema central de conversación. El nombre de Sara Netanyahu (Tivon, 1958) vuelve a saltar a los medios por un escándalo doméstico que está en manos de la Justicia. Según el diario «Haaretz», la mujer del jefe del Gobierno se ha quedado con «miles de shekel» (un euro equivale a 4,5 shekel) de los depósitos de botellas vacías procedentes de la residencia del primer ministro que se han devuelto a supermercados de Jerusalén, a pesar de que los depósitos eran de propiedad estatal. La denuncia llega de Meni Naftali, ex gerente de la residencia oficial, que acusa a Sara de ir recopilando este dinero desde que su marido se convirtió en primer ministro en 2009 y que él lo sabe.
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Este episodio de los cascos retornables es el último que ha trascendido después de que Naftali presentara a comienzos de semana un queja ante la corte laboral de Jerusalén, en la que acusa al Estado de «condiciones laborales abusivas» y pide un millón de shekel (222.000 euros) de indemnización por el trato recibido durante sus años al servicio de los Netanyahu.
Le hizo levantarse a las tres de la madrugada para quejarse de la leche en la nevera
Entre las perlas que ha desvelado el ex gerente destaca la de la llamada de la primera dama a las tres de la madrugada, un día entre comienzos de 2011 y finales de 2012, «para quejarse de que tenía leche en bolsa en su nevera, y no en cartón».
Licenciada en Psicología, casada con el dirigente conservador desde 1991 y madre de sus dos hijos Yair y Avner -el político tiene también una hija de su primer matrimonio- su nombre no es nuevo en los medios de comunicación, ya que con el que se avecina, este será el cuarto juicio laboral al que se enfrenta en sus seis años como primera dama. A los escándalos domésticos hay que sumar las denuncias por pequeños abusos de poder y corruptelas, que le han llevado a convertirse en uno de los personajes más populares de las bromas entre israelíes. En 2010 la petición de una cama de matrimonio para el avión oficial del primer ministro también fue un tema de debate debido a los 310.000 dólares (274.000 euros al cambio) que costó el capricho de Sara.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha respondido a estas noticias diciendo que se trata de una campaña «para desacreditarme, acusarme, atacarme, y hacer todo lo posible para derrocar al Gobierno del Likud bajo mi liderazgo». La misma opinión tiene Avraham Avi-hai, veterano columnista de «The Jerusalem Post», para quien «Israel es como una familia, disfuncional a nuestra manera. Pero, querida familia, no digamos Sara cuando queremos decir Bibi» . Avi-hai defiende en su último artículo que «los brutales ataques sobre la dama son solo otra forma de intentar denigrar al caballero».
Viajes a París y Washington
Israel está en plena campaña electoral de cara a los comicios del 17 de marzo, en los que Netanyahu es el favorito para la victoria. Su autoinvitación a la manifestación de París tras los atentados contra «Charlie Hebdo» y el supermercado kosher fue interpretada como un acto de campaña, también el anuncio de su viaje a Washingtonpara hablar ante el Congreso sin contar con la Casa Blanca… Netanyahu no va a dejar pasar una sola oportunidad de ganar votos de aquí al 17 de marzo y sus detractores tampoco de intentar rascarle papeletas.