Putin regala a Notre-Dame un árbol para Navidad

¿Qué hacer cuando no se tiene dinero para comprar el Nacimiento o el árbol de Navidad? El rector arcipreste de la catedral de Notre-Dame de París, uno de los monumentos históricos más legendarios del gótico europeo, cuya construcción comenzó en 1163 y se terminó en 1345, se ve forzado cada año a pedir dinero a sus feligreses. Buen año, mal año... el rector suele conseguir unos 30.000 euros. Como este 2014, sin embargo, las donaciones habían sido menos generosas y el costo de los árboles de Navidad ha subido mucho, alguien puso al corriente al embajador de Rusia en Francia de las tribulaciones económicas del rector del templo. Tras consulta con el Kremlin, el embajador ruso propuso hacer la donación de un árbol navideño.

Aparentemente, las embajadas -no solo las rusas- también tienen algunos problemas de tesorería. Y el costo del traslado de un árbol de Moscú a París sumaba unos 25.000 euros. Rumboso, Putin hizo saber a su embajador que su Gobierno abonaría el montante total de la factura: unos 80.000 euros. La decoración no estaba incluida y en este caso ha corrido a cargo de las donaciones de los feligreses de Notre-Dame.

Consciente en cierta medida de que el regalo «putiniano» podría «chocar» a los católicos ucranianos residentes en la capital francesa -donde se encuentra una famosa iglesia ortodoxa, muy concurrida los fines de semana-, el rector de Notre-Dame consultó con la embajada de Ucrania en París y preguntó si el regalo de un árbol de Navidad ruso podría «molestar» a los católicos ucranianos. Los representantes de la iglesia ortodoxa ucraniana en Francia guardaron un prudente silencio, que el rector de Notre-Dame interpretó como un visto bueno de facto.

El calendario diplomático y militar ruso, francés y europeo ha enturbiado la donación moscovita. No todos los feligreses y turistas aprecian con el mismo entusiasmo el regalo ruso, cuando Putin continúa utilizando la zanahoria y dos bastones (el gas y sus ejércitos) para intervenir a su manera en Ucrania. Y no pocos turistas y feligreses se preguntan si este obsequio no es una operación de propaganda, cuando Francia se niega a entregar a Rusia unos navíos de guerra, lo que se ha convertido en un problema diplomático de cierta gravedad. El presidente Hollande prefiere incumplir un contrato industrial y militar, mientras Putin siga interviniendo en el este de Ucrania.

¿Cómo perciben esos problemas los feligreses y turistas? No siempre gana la indiferencia. Benjamin Jacquin, profesor de historia en Tours, comenta: «No me sorprende nada. Los inversores chinos han comprando grandes hoteles y palacios históricos. Los cataríes adquieren equipos de fútbol y empresas de lujo. Que Putin regale un árbol de Navidad a la catedral de Notre-Dame me choca un poco, claro, pero, para él, es una publicidad baratísima. Comprar espacios de publicidad le costaría mucho más caro».