La violencia debilita el liderazgo de Mahmud Abás

El líder palestino pierde el control de la calle y los jóvenes piden una nueva Intifada

La violencia debilita el liderazgo de Mahmud Abás efe

m. ayestaran

La apuesta por la resistencia pacífica y política de Mahmud Abás pasa por su momento más delicado. El sucesor de Yasir Arafat al frente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha logrado en la última década que Cisjordania sea una especie de balsa de aceite y, mientras Israel levantaba el muro y expandía los asentamientos sin tener apenas problemas de seguridad, sus fuerzas del orden sofocaban cualquier intento de lucha armada o callejera y su equipo político trabajaba en la búsqueda del reconocimiento político internacional. Un cambio de estrategia que llegó después de dos levantamientos que dejaron miles de muertos entre los suyos.

Abás ha logrado que Palestina se convierta en «Estado observador no miembro» de la ONU, pero ha perdido gran parte del control de una calle donde la desesperación por el avance de la ocupación no puede esperar eternamente a la comunidad internacional. Una calle donde los mensajes a la resistencia armada de Hamás y Yihad Islámica, fortalecidos tras la última guerra de Gaza pese al enorme coste en vidas humanas para la población civil, gana terreno entre los más jóvenes.

Mahmud Abás condena ataques como el del martes en la sinagoga y apela a las leyes internacionales para poner fin a la ocupación, mientras que las facciones islamistas apuestan por el martirio en la lucha contra la ocupación y aplauden cada acción de los «lobos solitarios» que día a día siembran el terror entre los israelíes.

Acusaciones de Netanyahu

Al otro lado del muro Benjamin Netanyahu insiste en acusar al presidente palestino de «instigar la violencia» que vive estos días Jerusalén Este y Cisjordania, pero Yoram Cohen, jefe del Shin Bet(servicio de inteligencia), opina lo contrario y en declaraciones recogidas por el diario «Haaretz» asegura que «ha repetido en numerosas ocasiones que rechaza el camino de la Intifada y no está interesado en promover el terror». Cohen, sin embargo, matiza que «las críticas» de Abás a la situación en la Explanada de las Mezquitas «han podido interpretarse como legitimización para actuar» por parte de los responsables de los ataques con atropellos en automóvil, cuchillos y hachas.

Mientras los políticos israelíes intercambian reproches por las lagunas de seguridad, analistas como Nahum Barnea, de «Ynet», lamentan no haber aprovechado «los diez años de tranquilidad» del gobierno de Abás y piden a sus dirigentes moderación, rebajar las acusaciones y volver a la senda del diálogo con la Autoridad Nacional Palestina para intentar reconducir la situación.

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