Combates en Kobani

«El gobierno turco miente, a Kader la mató el ejército»

Dos jóvenes kurdos mueren a manos de las fuerzas armadas de Turquía en menos de una semana

«El gobierno turco miente, a Kader la mató el ejército» efe

DANIEL IRIARTE

Kader Ortakaya estaba dispuesta a dar su vida por Kobani, pero no así. Esta joven de 28 años murió el pasado jueves intentando saltar la valla fronteriza junto a decenas voluntarios que pretendían unirse a las milicias kurdas YPG que defienden la ciudad contra los yihadistas del Estado Islámico. Cuando el grupo trató de saltar la alambrada, aprovechando una distracción de las patrullas militares que custodian la frontera, se desató el caos.

Kader recibió un impacto en la nuca que la mató. Las autoridades turcas han ido variando su versión de los hechos: primero se dijo que podría haber sido un francotirador del Estado Islámico, como los que en los últimos días se han estado empleando a fondo para tratar de impedir la entrada de los refuerzos ‘peshmerga’ venidos desde el norte de Irak . Después se habló del golpe de un bote de gas lacrimógeno en la cabeza de la mujer. Ahora, según la autopsia realizada en Turquía, se afirma que lo que acabó con la vida de la joven fue un trozo de metralla. Pero todas estas versiones contradicen los testimonios de los testigos presentes en el lugar de los hechos.

Ebru Sahin había acudido a la frontera siria como parte de una delegación de la Iniciativa por un Arte Libre, un colectivo de artistas, músicos y creadores que abogan por el activismo a través de sus respectivas disciplinas creativas. La mañana de estos sucesos se encontraban a doscientos metros del lugar, junto a la aldea fronteriza de Yumurtalik.

«Habíamos hecho una cadena humana y cantado eslóganes y canciones revolucionarias en turco y en kurdo. Desde Kobani podían oírnos», explica Sahin a ABC. «Los soldados [turcos] nos dijeron que nos marchásemos, y entonces la gente de Kobani nos escuchó y empezó a respondernos con otras canciones», dice. La tensión iba aumentando por momentos, según su relato.

«No iban armados»

«Había otro grupo de unas sesenta personas que estaba intentando cruzar a Kobani. Como los soldados nos estaban mirando a nosotros, trataron de aprovechar la oportunidad y empezaron a correr hacia la valla. En cuanto cruzaron, los soldados turcos empezaron a dispararles», asegura Sahin. «No iban armados, eran solo un grupo de jóvenes», afirma.

El tiroteo, según esta joven artista, fue bastante intenso. «Se tiraron al suelo, pero aún así les dispararon. A Kader le dieron en la nuca, y la bala le salió por el ojo. Además hubo otros dos heridos», relata. «No era un bote de gas, como asegura la gendarmería, sino una bala real. Ahora el gobierno dice que fue el Estado Islámico quien disparó, pero el EI no estaba allí en ese momento», afirma.

El relato de Sahin coincide con otro publicado por la agencia Firat News, muy cercana a la guerrilla kurda del PKK. Este medio reproduce el relato de Ahmet G., uno de los jóvenes que, junto a Kader, trataba de penetrar en Kobani. «Mientras estábamos cruzando la frontera, los soldados turcos nos atacaron con gas lacrimógeno. Cuando pasamos la línea, abrieron fuego. Las balas llovían sobre nosotros, nos estaban disparando directamente», asegura el joven.

«Corrimos en diferentes direcciones. Vi a Kader caer delante de mí. Había sangre por todas partes, pero todavía estaba viva. Entonces fue alcanzada de nuevo. La bala se entró por la parte trasera de la cabeza y le salió por la cara», dice Ahmet. No obstante, sus palabras hay que tomarlas con cautela, debido a la evidente parcialidad del medio que las publica.

Gatillo fácil

Cuando se desató el tiroteo, la agrupación de artistas y activistas comenzó a increpar a los soldados, por lo que estos recurrieron al gas lacrimógeno para obligarles a dispersarse. Kader fue llevada rápidamente al hospital de la ciudad de Kobani, pero ya era tarde. La autopsia que le realizaron allí determinó que había muerto por un disparo de un arma de fuego. Después, su cuerpo fue trasladado a Turquía, donde se le hizo un segundo examen forense que concluyó que la causa de la muerte había sido un trozo de metralla de un mortero u obús.

Pero no ayuda a la credibilidad de las autoridades turcas la evidente facilidad de gatillo de las tropas desplegadas en las regiones kurdas, que ayer mataron a otro joven kurdo que se había negado a detenerse en un control de carretera. Según fuentes del partido kurdo DBP, Muzaffer Gürül, de 23 años, estaba violando un arresto domiciliario de cinco meses al que había sido condenado. Al toparse con el retén en la ruta entre las ciudades de Bingöl y Diyarbakir, trató de maniobrar para evitar ser identificado por los soldados, que abrieron fuego contra su vehículo. Una de las balas le alcanzó en la cabeza, acabando con su vida.

Como consecuencia, ayer se produjeron pequeños disturbios en la Universidad de Diyarbakir. La tensión en las regiones kurdas del sureste de Turquía permanece muy alta , con protestas e incidentes violentos casi a diario. El proceso de paz entre el gobierno turco y la guerrilla kurda del PKK se encuentra en un momento delicado, sacudido por numerosos episodios trágicos acaecidos durante el último mes, como los asesinatos de varios oficiales de policía y soldados en las provincias de Bingöl y Diyarbakir.

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