elecciones en brasil
¿Por qué los pobres votan a Dilma Rousseff?
El 23 por ciento del electorado y el 40 por ciento de los brasileños reciben subvenciones del Estado

Lo importante, en este caso, no es participar. Lo importante, es llegar la primera en Brasil. Ese es el escenario que los últimos sondeos advierten para la presidenta Dilma Rousseff que, en menos de una semana, se ha puesto en cabeza por una diferencia de entre seis y ocho puntos, frente al socialdemócrata Aécio Neves , un favorito desinflado en la recta final de campaña.
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Los sondeos de Ibope y Datafolha desgranaron por sectores el crecimiento de la presidenta , que no sólo logra salir a flote en este proceso electoral sino que, brazada a brazada, vuelve a sentirse prácticamente como pez en el agua entre las clases medias y bajas que anticipan -salvo batacazo de las encuestas- su reelección este domingo. También ella, poco afín a manifestaciones o exposiciones públicas que sirvan de espejo del feminismo, se alza victoriosa entre las mujeres, que prefieren entregarle su voto antes que a Neves, el candidato al que el Partido de los Trabajadores (PT), con Lula en primera línea, presentó como prototipo de machista, maltratador e hijo de papá.
El 42% de la población vive de uno o más subsidios sociales
Análisis de marketing aparte, en la ola de subsidios sociales a la que se subió el PT, desde hace doce años, se encuentran algunas de las razones que explican el éxito de Dilma fuera de las clases altas o medias altas. El 42 por ciento de la población (unos 85 millones), según datos del Ministerio de Desarrollo Social, vive de uno o más de los 19 programas de subvenciones o planes sociales del Gobierno. «Excelente iniciativa que tiene como contraprestación que los chicos vayan al colegio y el día de mañana tengan un futuro que les ayude a salir de la extrema pobreza. Es un problema que resulta barato», advierte Alexandre Schwartsman, ex director de Asuntos Internacionales del Banco Central de Brasil. No obstante, añade con la sombra de la corrupción planeando sobre los gobiernos de Rousseff y Lula, «habría que fiscalizarlos más».
El beneficio de Bolsa de Familia -el más popular de los planes- es de unos 70 dólares por mes y el de Mi Casa, Mi Vida -que se concede a personas que ganan hasta tres sueldos mínimos- de unos 880 dólares. «Estos programas sociales influyen en los electores con más carencias que aprecian en la presidenta la figura protectora de una madre», analiza Flavio Britto, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia. Dicho esto, opina, «el Gobierno se aprovecha de esta imagen, como ocurre en el resto de América Latina que, históricamente, se rinde a ese tipo de políticas populistas».
Comenzaron con Lula
Los doce años consecutivos en el poder del PT lograron sacar de la pobreza a 36 millones de brasileños, gracias a esos planes que comenzaron con Luiz Inacio Lula da Silva. Durante su gestión arrojaron los mejores resultados. En esa estela se subió Rousseff pero también Neves . Agua para Todos, Luz para Todos, Programa Nacional de Acceso a la Enseñanza Técnica y el Empleo, Más Educación, Brasil Alfabetizado o Bolsa Verde, son algunas de esas iniciativas que los pobres y la nueva clase media confían en que Dilma mantendrá.