Enrique Sanchís (Sevilla, 1950) ha cedido el testigo de su negocio de relojes, el más antiguo de Sevilla, a la cuarta generación familiar. Su abuelo paterno llegó desde Gandía a Sevilla y fundó 'El cronómetro', un comercio icónico de la calle ... ? Entonces había mas tabernas y fondas y menos restaurantes de copete con cocina de diseño y tampoco había tantos hoteles lujosos. Vende relojes muy caros, algunos de más de veinte mil euros. ¿No le gusta el lujo? El consumismo nos agota a todos porque ... siempre hay algo nuevo por poseer y no creo que eso nos mejore. No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Es un empresario que vive de la venta de relojes y que ha cumplido ya 70 años. ¿Qué piensa del tiempo? Solo tengo que decir [+]
Vivió en la calle Parras, en la misma casa que Marta Serrano, la saetera que alimentó la vida de un jazmín en un jardincillo de la basílica con las cenizas de lo que fue, cuyas flores abrían en la noche más hermosa del año para perfumarnos con la let [+]
Enrique Sanchís (Sevilla, 1950) ha cedido el testigo de su negocio de relojes, el más antiguo de Sevilla, a la cuarta generación familiar. Su abuelo paterno llegó desde Gandía a Sevilla y fundó 'El Cronómetro', un comercio icónico de la calle ... veinte años de vida, es ahora su hijo Álvaro, biznieto del fundador. ¿Le gustaban los relojes desde pequeño? Me gustaban los mecanismos en general. Por eso estudié Ingeniería Industrial, aunque no tuve paciencia para terminar y me incorporé al negocio ... de Sevilla y naturalmente un orgullo. Se deposita en ti una historia y un saber hacer que debes conservar y tratar de mejorar para facilitar a los que están y a los que vienen detrás. ¿Cómo es el negocio de los relojes? Nuestro negocio es un poco atípico [+]
Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart hasta Fermín Díaz, el alma máter de la hacienda El Vizir, sin olvidar el gorrilla de Virgen de Luján. Era abiertamente generalista y llevaba una banderita de España en el cierre metálico de su reloj. Abelardo llenaba lo [+]
Ser Carmen de Giles en una ciudad como la Sevilla de los ochenta levantaba sospechas. De fuera llegaban tendencias nuevas, estilos sorprendentes y dialectos exclusivos. Los modernos en los ochenta se agrupaban en tribus según las estéticas de su idea [+]
En Greenwich, Londres, en dique seco, permanece como objeto de arte y de culto, el Cutty Sark, uno de los últimos veleros tipo Clipper que se construyeron. En Sevilla nos comimos la oportunidad de haber conservado como una reliquia la tabla que en la [+]
Hay un corredor generacional en los ochenta donde los pasotas y progres de los setenta se atascan para ver cómo las tribus urbanas más novedosas asaltan el poder de la calle, la moda y los escenarios. Fue la dulce venganza generacional de los hijos q [+]
...de un existencialismo poético de altos vuelos («Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar»), la cuestión angular con la que había de enfrentarse el ser humano era el discurrir el tiempo. No del tiempo cronológico, no del tiempo del reloj, sino ... del tiempo de la conciencia, el de ese otro reloj interior que va dándonos cuenta de nuestros pasos ?ya que «lo nuestro es pasar»? en esa urdimbre íntima de cada uno que es el vivir. Cuando en los últimos recodos de ese camino uno va sintiendo ya ... vivencias que dan calor a mi vida. Y en aquella misma Plaza del Reloj que da título al libro, territorio mítico por el que corren todavía mis ansias de niño, he visto el tiempo detenido en los rostros familiares de la gente, en la elegante quietud del [+]
...diástole. Camarón estaba en Almería y viajaba con el Tomate. Esa circunstancia abría infinidad de casuísticas para ponerse en lo peor. Pasaba el tiempo y no llegaba. Miraba el reloj. Tomaba café. Pero daba la impresión de que Camarón se había quedado [+]
, sombreros, trajes de baño y probablemente el regalo más costoso de todos, un reloj de alta gama, de marca francesa, que le costó lo que podía costar un auto nuevo. La madre de Barclays, Dorita, también le regaló a su hijo cincuentón un reloj, pero uno ... reloj enseguida y le hizo gracia que el pilluelo de Manuelito le hubiese vendido a su madre un reloj usado a precio de reloj nuevo, haciendo negocio a expensas de la candidez de Dorita. Eran tan caros ambos relojes que Barclays, abrumado, los metió en la ... caja fuerte de su casa y decidió no usarlos, pues le daba miedo que se los robasen en algún viaje. Pero el reloj francés que le regaló su esposa era tan lindo que a veces lo usaba para ir a la televisión, o para conceder una entrevista, o para viajar a [+]
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