Durante cuánto tiempo se debe ventilar un dormitorio para conseguir un ambiente saludable
El error más común es creer que sólo es necesario eliminar los olores producidos por la presencia de personas, según un estudio
![Los materiales nuevos son más contaminantes](https://s1.abcstatics.com/media/familia/2017/09/27/ventilar-dormitorio-ventana-kqcF--1240x698@abc.jpg)
El hecho de ventilar nuestra habitación se ha convertido en una acción automática cada mañana. Sin embargo, la necesidad de renovar de aire puro el dormitorio también depende de los materiales de construcción del mismo. Así lo ha determinado la investigadora de la Universidad CEU San Pablo Susana Hormigos , que ha publicado recientemente el artículo «Ventilation rate determination method for residential buildings according to TVOC emissions from building materials» sobre dicho estudio en la revista « Building and Environment »; una relevante revista científica indexada en el «Journal Citation Reports» (JCR).
Según la investigadora, el error más común que se comete en los hogares «es considerar que la ventilación es únicamente necesaria para eliminar los olores producidos por la presencia de personas; sin embargo, la ventilación es también necesaria para eliminar o diluir la contaminación del espacio interior que surge como consecuencia del uso de materiales como pueden ser los acabados y el mobiliario».
La conclusión principal que Hormigos ha extraído del estudio es que «los materiales, una vez colocados en la vivienda, emiten más contaminación que pasado un determinado periodo de tiempo». Así que, recomienda para conseguir un ambiente interior saludable «ventilar más cuando los materiales son más nuevos» . ¿Durante cuánto tiempo es necesario aumentar la ventilación? Según la experta, la cantidad de ventilación necesaria se estabiliza «una vez transcurridos dos años desde la aplicación del material».
Otra variable a tener en cuenta es el tamaño del dormitorio, ya que «la relación entre la superficie emisora de contaminación (los materiales) y el volumen de la habitación, determina también la tasa de vetilación necesaria». El resultado de la ecuación se ciñe a la lógica: si el habitáculo es más grande, mayor es la ventilación que se debe suministrar. «Por ejemplo, en una habitación de 30 metros cuadrados , con un caudal de aire normal, se necesitarían 50 minutos de ventilación.
No todos los materiales son igual de «tóxicos» para la salud del dormitorio, advierte Hormigos. Los ejemplos más comunes de materiales contaminantes son la pintura, los barnices –y en general los materiales blandos–, o la madera contrachapada y textiles como alfombras y otros materiales sólidos.
Un interior saludable
La investigación de Hormigos supone un avance en el ámbito científico en el que se inscribe (tecnología de la construcción), ya que normalmente la tasa de ventilación necesaria se establece según el número de ocupantes de un cierto espacio basándose en las emisiones de CO2. El estudio enmarcado en su tesis doctoral «Eficiencia de la ventilación en ambientes residenciales para la promoción de la salud de sus ocupantes por medio de estrategias arquitectónicas» se centra en establecer las tasas de ventilación adecuadas para eliminar o diluir la contaminación presente en los espacios interiores residenciales, hasta niveles seguros de exposición; es decir, teniendo en cuenta las sustancias contaminantes emitidas por los materiales empleados para los acabados y el mobiliario.
Para llevar a cabo este propósito, se ha diseñado un caso de estudio de un dormitorio y se ha desarrollado una metodología de cálculo, que consiste en evaluar las fuentes de contaminación interior y estudiar el factor de emisión de los materiales que se emplean comúnmente en dichos espacios. Por último, teniendo en cuenta el volumen de la estancia y según una concentración de polución máxima admisible, se calcula la tasa de ventilación adecuada capaz de asegurar una buena calidad del aire interior.
Susana Hormigos ha llevado a cabo la investigación en colaboración con sus directores de tesis: los doctores Jesús Feijó y Roberto Alonso; y los doctores Alberto Meiss y Miguel Ángel Padilla, todos ellos investigadores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid.
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