Una gran noche en el Museo ABC

Los ganadores del concurso patrocinado por la película «Ice Age, el gran cataclismo» disfrutaron de su aventura

Los afortunados que disfrutaron de la noche MAYA BALANYA

MÓNICA SETIÉN

Madrid, sábado, 5 de la tarde. Hace un calor aplastante y flota una sensación de siesta veraniega. De repente, en la calle Amaniel, en pleno centro de de la ciudad se oye un murmullo que se convierte en risas y gritos de niños. Son los ganadores del concuso «Ice Age, el gran cataclismo» una película de 20th Century Fox Animation que se va a estrenar este verano.

Los 18 afortunados, que tienen edades de entre 5 y 12 años, están impacientes por comenzar su «Noche en el Museo». Gabriela, Rocío, Fede, María, Marcos, Raúl, Gabriela, Cristina, Rachel, Aarón, Ángel, Salma, Sofía, Aitana, Enrique, Pelayo, David y Alberto entran en el Museo de ABC con la ilusión pintada en la cara y con muchísimas ganas de pasarlo bien. Se despiden de sus madres. Algunas como Conchi, la de Raúl, están casi más emocionadas que sus hijos, «por mi situación no tenemos muchas oportunidades de hacer cosas así y ganar este concurso ha sido todo un premio».

Ya dentro del Museo ABC , les reciben Carmen y Adaya, las monitoras que van a pasar la noche con ellos. Con ellas suben a la gran sala en la que tienen preparada toda la diversión. Allí les espera Mónica, que les pone rápidamente a pintar camisetas . Los pequeños dan rienda suelta a su creatividad. Desde escudos de fútbol a soles y flores, incluso frases en inglés o títulos de canciones, todo cabe para personalizar la prenda. En cuanto acaban, la mayoría se pone la suya y pasan inmediatamente a la siguiente actividad: fabricar un platillo volante con platos de plástico. Entre rotuladores, pegamento, cintas y papel de colores van surgiendo unas maravillosas naves espaciales. Cada uno trabaja en la suya y consiguen entre todos un conjunto alegre y colorido. Incluso los más mayores y revoltosos, Aarón y Ángel se aplican en el trabajo.

Pintando camisetas MAYA BALANYA

Mientras se acaban de secar los platillos volantes, Mónica les pone a «crear» la galaxia. Los más pequeños recortan estrellas de fieltro y los mayores dibujan planetas, estrellas y nebulosas. Cuando han acabado lo cuelgan todo en un mural que quedará en el museo. Cristina, Gabriela, María... se esmeran con sus estrellas e ilusionadas son ellas mismas las que las cuelgan en la pared.

En este momento los niños empiezan a estar un poco revolucionados, pero Carmen y Ada al grito de ¡OE! consiguen que todos contesten ¡OE, OE! y atiendan (aunque sea sólo un minuto) a sus explicaciones. Entonces llega el cambio de tercio. Las monitoras les ponen de pie y entre gritos y palmas hacen que todos se aprendan el nombre de todos . A continuación forman dos equipos y juegan al pañuelo o a perseguirse. Son 20 minutos intensos que les dejan un poco más apaciguados... para la siguiente actividad. Dani el «scout» les enseña a hacer figuras con globos. Todos hacen la suya inspirada en la película que van a ver a continuación: Ice Age .

Preparados para ver la película MAYA BALANYA

Y por fin llega el ansiado momento: los niños, callados con sus patatas y sus palomitas, comienzan a ver «Ice Age, el origen de los dinosarios». Durante hora y media no se oye ni respirar a los pequeños . Incluso Gabriela, la benjamina con 5 años, no deja de mirar a la pantalla. Fede observa con los ojos bien abiertos y a su lado, Marcos no para de comer palomitas... sin perderse un minuto del film.

Después de la pelicula, a las 21,30 ya hay hambre y todos disfrutan de la cena con unas enormes pizzas regadas con refrescos variados. Finalizado el ágape, vuelve la acción a las sala. Una fiesta de disfraces y un karaoke desatan las risas y los gritos. Pero hay que tranquilizarse que ya es tarde y las monitoras les ponen la segunda película de la noche: «Ice Age, la formación de los continentes». Algunos no aguantan mucho y casi se duermen durante la proyección... así que, al saco y ¡hasta mañana!

El despertar del domingo es un poco caótico pero las monitoras ponen orden y después de lavarse y desayunar empieza de nuevo la acción: pintacaras, realización de pinturas rupestres... para culminar en una gran yincana de la que todos salen ganadores . Cuando llegan sus padres a buscarles, los niños tienen muchas cosas que contar, y es que pasar una «Noche en el Museo» ha sido una gran aventura.

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