Guadamur: Reducto visigodo

El yacimiento arqueológico de esta localidad aglutina valiosa información sobre el Reino Visigodo de Toledo. Las excavaciones continúan en una gran basílica construida entre los siglos VI y VII

Castillo de Guadamur ABC

MERCEDES VEGA

Es fácil asociar el nombre de Guadamur, en la comarca de los Montes de Toledo y a 14 kilómetros de la capital de Castilla-La Mancha, con los reyes visigodos. En su término municipal, hace casi 160 años, se halló el Tesoro de Guarrazar, considerado el mejor exponente de la orfebrería europea de la Alta Edad Media . Compuesto por coronas y cruces que varios reyes del reino visigodo de Toledo ofrecieron en su día como exvoto. Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas votivas de los reyes Recesvinto y Suintila, ambas de oro y engastadas con zafiros, perlas y otras piedras preciosas pulidas.

El tesoro permaneció siglos y siglos oculto bajo tierra hasta que fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico denominado huerta de Guarrazar. Actualmente las piezas están repartidas entre el Musée Cluny (París), la Armería del Palacio Real y el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

Lo más sorprendente es que parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad en el año 1858 tras unas lluvias torrenciales que provocaron el desmoronamiento del terreno. Había sido ocultado en dos «cajas» revestidas de hormigón romano y cada una tuvo un descubridor distinto. El primero, Francisco Morales , labrador de 40 años, desarticuló muchas de las joyas y vendió fragmentos a los obradores de plateros toledanos. El francés A. Herouart, profesor en Toledo y amigo de Morales, adquirió las alhajas y se las vendió al diamantista José Navarro, quien recompuso algunas coronas. En 1859 Navarro viaja a París y negocia la venta de las ocho coronas y seis cruces pendientes al Gobierno francés.

La venta se publicó en varias revistas galas . y el rápido eco de la noticia en España desató la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, primero, y la del Gobierno de la nación, después, que inició la rápida reclamación diplomática , una investigación judicial y excavaciones arqueológicas en el lugar, que actualmente continuan bajo la dirección el arqueólogo Juan Manuel Rojas.

El segundo lote sufrió continuadas mermas por ventas de su descubridor, Domingo de la Cruz, quien en 1861, ante la dificultad de dar salida a sus joyas, optó por obsequiar a la reina Isabel II las dos joyas que le quedaban, entre ellas la corona de Suintila.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación