Equipaje de mano: El gran viajero del siglo XXI busca la comodidad y la sencillez
Se trata de viajar con prendas agradables y sin acarrear exceso de peso en la maleta
El nuevo código del viaje brinda ahora un verdadero «lujo» que antes no contemplaba: la comodidad . Se trata de viajar con prendas agradables y sin acarrear exceso de peso en la maleta .
En este siglo XXI ya no impresiona ni es más elegante ir con mucho equipaje. Al no ser que se trate de reyes o jefes de Estado en viajes oficiales, o de cantantes en gira de conciertos, lo ideal es llevar lo justo , asegurándose cubrir las circunstancias más habituales que se vayan a presentar. No tener que contar con la ayuda de un porteador es un plus tanto en practicidad como en independencia , esta última otra de las claves del nuevo «lujo» durante los desplazamientos.
Se impone la sencillez y el sentido común. Ahora, los enormes equipajes son un síntoma de que no se está habituado a viajar. El gran viajero intenta -si la situación lo permite- llevar equipaje de cabina si utiliza el avión, o un equipaje de un tamaño medio si va a trasladarse en tren. Y en barco, bolsas grandes de mano, modelos de saco tipo petat e y ligereza en general, elementos primordiales para lidiar con los armarios de espacios reducidos o la subida y bajada de escaleras.
El equipaje de mano permite, además, contar con el lujo supremo: el tiempo . En los traslados en avión, la facturación de la maleta obliga a acudir al aeropuerto con anterioridad, mientras que las llegadas al destino se ralentizan, esperando junto a las cintas transportadoras con paciencia hasta que aparecen las maleta, por no mencionar de las posibilidades de extravío en vuelos con escala. Seguridad, practicidad, independencia y tiempo , los cuatro ases del equipaje de mano.
Noticias relacionadas