¿Qué político es el más elegante del Debate sobre el estado de la Nación?
«Para pijo, yo», le podría haber dicho Pedro Sánchez a Rajoy en busca del centro
El Debate sobre el estado de la Nación es una medida del estado de las cosas. Aparte de los clásicos de siempre, ha habido alguna evolución significativa de atuendo. En el banco popular, Soria y Morenés –cada uno a su estilo- se llevan la palma con la corrección de su atuendo. El físico les acompaña, claro está.
El presidente del Congreso, Jesús Posada, como de costumbre, lleva las camisas tres tallas más grandes. Pero el que va cada vez mejor es el presidente Rajoy : su traje, a medida, le está más ajustado en la espalda y el cuerpo que los de antaño, síntoma de que ahora tiene un sastre aceptable a mano en Moncloa. Es de una discreta y casi imperceptible raya diplomática. La camisa blanca y la corbata de rayas, indican seriedad y estilo tradicional. Sin sorpresas. Algo aburrido, pero correcto. A imagen y semejanza.
Es en el banco socialista en el que se han visto más sorpresas. El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, que el día anterior lucía un exagerado y vistosísimo traje de raya diplomática durante una comparecencia televisiva, utiliza en el debate un aburrido traje gris con mangas demasiado anchas, rematado por una corbata dudosa con lunares distribuidos en forma de «cosmos sideral». Está claro que dejó el dandismo del día anterior por miedo a pasarse de pijo.
Pero Pedro Sánchez, «el guapo», ha aparecido buscando el centro político con avidez: atrás quedaron los vaqueros pegados, los zapatones negros y las camisas blancas desabrochadas, sin chaqueta ni corbata. Nada de bajezas de corte obrero, vaya a ser que se le asuste el personal. Pedro Sánchez, luce más «Hackett» que nunca, presentándose en carne mortal con un traje azul de corte ceñido y moderno –totalmente a la moda- con una camisa azul clara de mangas que sobresalían lo justo y una corbata estrecha monocolor granate. Completamente de actualidad. Y es que como se trata de conquistar a los votantes indecisos de centro, con el sueño de convertirse en el futuro presidente, pensará: «Mariano, nada de nada. Para pijo, yo».
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