Roger y sus hermanos

El actor siempre resulta él, a pesar de James Bond

Moore, un ícono de la elegancia ABC

ÁNGEL ANTONIO HERRERA

James Bond ha sido varios machos, pero a uno siempre le sale el mismo, que son dos: Roger Moore y Sean Connery . Moore ha muerto, pero ya era eterno. Connery, hoy, tiene ochenta y muchos años de modelo de Louis Vuitton, y hasta le ha eternizado Annie Leibovitz, con panamá de viajero y un fondo de nubes de las Bahamas que va a tope con su figura imponente, a la que le va bien cualquier fondo, la verdad.

Moore , y Connery han conservado dos de las claves de toda elegancia: la estatura de delgado y la cabeza de estatua. De ahí viene el tirón de sus prestigios de seductores . Pasa la moda, y queda el estilo, como me parece que diagnosticó Coco Chanel. Hay siempre mucha quiniela abierta, a propósito de las preferencias de los Bond diversos, y en Connery se aprecia una virilidad irrepetible, y en Moore una sexualidad de pajarita.

El propio Ian Fleming , autor de los libros inspiradores de la serie, hizo a James Bond hijo de un caballero escocés, después de conocer a Connery, que modificaba así, con su facha, la biografía de un personaje de ficción. Pierce Brosnan o Daniel Craig , que son los posteriores, van de Bond, pero Bond siempre quiso ir de Roger Moore, o de Sean Connery.

Sean Connery, otro de los que dio vida a «Bond» JESÚS UMBRÍA

Elegancia, de siempre

La verdad es que todos los actores de esta saga o serie nos salen como parroquia privada de elegantes, dentro de la abierta elegancia masculina de ahora y de antes. Lo que pasa es que Roger Moore siempre resulta él, a pesar de James Bond .

A pesar de los trajes pulcros que llevan todos los de esas películas y los relojes fascinantes de mirar la hora de haber quedado con Ursula Andress, Carole Bouquet o Halle Berry. Yo creo que esto también ocurre con Connery.

Roger Moore vino alguna vez a Madrid, y se cuenta que en el Joy Eslava ligaba valquirias de maravilla en lo que dura el pispás de la propia esposa yendo a por el cubata. Connery tuvo un casoplón en Marbella, y ahí pasó temporadas, dándose a la mejor vida del sol interior y del otro. Era de trato amenísimo, y concedía entrevistas con facilidad, siempre a la sombra de su consorte alta y amable, a la que había conocido en una tarde de golf.

Los Bond diversos son todos una cofradía de Roger , unos hermanos de Moore, que era un Bond al revés, porque no se tomaba del todo en serio y le daba miedo un arma. Pierce Brosnan y Daniel Craig tienen una larga clientela de fans, pero hay algo en ellos de guaperas de escaparate, ante la altivez cultivada o la elegancia genética de Connery o Moore . Moore siempre sonreía a menudo, por consejo de un primer mánager. Eso, en su papel de Bond, se lo criticaron. Pero en la vida cada sonrisa fue un triunfo.

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