El guardián revolucionario del Palacio de los Borbones en Italia

Mauro Felicori es el nuevo director del Palacio Real de Caserta. «Espero que Don Felipe venga a la Reggia. Sería bellísimo. Le acogeríamos como en su casa», dice a ABC

Vista aérea del Palacio Real de Caserta ABC

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

El Palacio Real de Caserta, situado a 33 kilómetros de Nápoles , puede presumir de ser la residencia más grande del mundo . Las cifras lo refrendan: 1.200 salas, un parque que abarca más de 3 kilómetros de longitud y un soberbio acueducto de 40 kilómetros. Construido por deseo de Carlos III y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997 , el palacio de los Borbones en Italia ha experimentado una profunda transformación desde que apareciera por sus dependencias Mauro Felicori (Bolonia, 1952), su nuevo director desde hace poco más de un año .

Felicori ha llegado a entrar incluso en el imaginario colectivo de los italianos tras su enfrentamiento con los sindicatos , que lo acusaron de ser «un director que trabaja demasiado». Felicori, quien parece casi la reencarnación de un príncipe Borbón por el entusiasmo con que guía la célebre Reggia di Caserta (así se denomina al palacio en italiano), sale a recibir a ABC en la antesala de su despacho donde tiene dos grandes retratos de los Reyes Carlos III de Borbón y de su hijo Fernando I. « Espero que el Rey de España, Don Felipe, venga a la Reggia. Sería bellísimo . Estoy seguro que para él sería una gran emoción. Lo acogeríamos como en su casa», nos dice Mauro Felicori, el mejor director de museo italiano en el 2016, según el título concedido por la revista «Artribune».

Los datos hablan por sí solos: el Palacio Real de Caserta se situó en 2016 a la cabeza en crecimiento de número de visitas a los museos italianos, con 681.021 visitantes, un 37 % más que en el 2015, y récord también de ingresos, que crecieron un 57%. Mauro Felicori nos explica las claves de su revolucionaria aventura: «es una revolución en el sentido de que yo entiendo que el museo es como una empresa, como tal debe ser gestionada. Nuestra facturación no son los euros que recibimos, sino la cultura que transmitimos. La tradición de la administración pública italiana es de escasa eficacia. El director se consideraba más como un investigador, un estudioso. Mi concepción es que debe ser un manager que dé resultados, colocando al centro a los ciudadanos. Esta es la revolución».

Mauro Felicori fue seleccionado por concurso público internacional, promovido por el ministerio de Bienes Culturales, que escogió a 20 directores de diversas nacionalidades para otros tantos museos. Felicori nos dice que vino a la Reggia de Caserta como un «combatiente», contra el que muy pronto lanzaron un grito de alarma los sindicatos : « Trabaja demasiado, hasta muy tarde », dijeron en un documento público. Al final, los ha convencido con su ejemplo: «Para estimular a los trabajadores a dar lo mejor de sí hay que motivarlos y darles ejemplo. No puedo exigir puntualidad si no la tengo yo. Trabajo 12 horas al día y vivo en Caserta. Antes, el director vivía en Nápoles y venía dos o tres veces al mes». Felicori tuvo que romper viejos moldes y tradiciones . Por ejemplo, echó a 15 trabajadores que vivían como «reyes» en el Palacio Real pagando un precio simbólico por los apartamentos. «No se creían que un día tendrían que marcharse. Para desalojar a los últimos me presenté con la policía y los carabineros. Cuando llamamos al timbre de sus casas, se quedaron estupefactos». En Caserta la gente lo aplaude y le da ánimos por la calle, en su ciudad de Bolonia lo consideran un héroe: «El éxito no se me subió a la cabeza; tengo presente la locución latina sic transit gloria mundi (así pasa la gloria del mundo)».

La revolución de Felicori no es solo de fachada. «Me gusta que el museo sea algo vivo», nos comenta. Y para ello se inventa continuas actividades culturales, institucionales e incluso empresariales. En la víspera de nuestra entrevista había celebrado en el Palacio un congreso con la asistencia de Susanna Camusso , la líder de CGIL, el mayor sindicato del país, con este significativo titulo: Foro sobre la Reggia y alrededores, ocasión de desarrollo. El objetivo de Felicori es claro: «Quiero hacer que este museo contribuya al desarrollo del territorio, generando riqueza y trabajo ».

Al final de nuestra larga conversación, Mauro Felicori nos confía un sueño: « Deseo que venga el rey de España . Renace ahora en el sur un “neoborbonismo” y me gustaría que la Reggia se convirtiera en un foro libre, profundizando por ejemplo en la vida de Carlos III, que fue un gran rey, y de su madre, Isabel de Farnesio ».

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