George H. W. Bush, el último poderoso cercado por los abusos sexuales
El expresidente pidió disculpas a la actriz Heather Lind por manosearla y proferir una broma «sucia»
El llamado «escándalo Weinstein» , que situó al casi intocable superproductor fuera del mundo cinematográfico en el que había reinado y ante un horizonte judicial impredecible, no sólo ha hecho temblar cada rincón del liberal Hollywood. La sacudida ha desatado una imparable ola de denuncias de acoso sexual de mujeres en todo Estados Unidos, que amenaza con colocar en el escenario menos deseado a los personajes públicos y famosos más insospechados. Es el caso del expresidente George H. W. Bush , a quien hasta ahora no se le conocía un pasado siquiera dudoso, frente a otros inquilinos de la Casa Blanca que tuvieron que purgar con su afición desmedida a los encuentros sexuales desde el abuso de poder, como Bill Clinton. La actriz Heather Lind ha señalado con su dedo acusador a Bush padre asegurando que hace cuatro años, durante una sesión de fotos, le tocó dos veces desde su silla de ruedas y le lanzó «una broma sucia». Una denuncia que contrasta con la actual imagen de un expresidente de 93 años y de salud frágil.
Enfado de su esposa
El relato de Lind, que con 34 años forma parte del reparto de «Turn: Washington´s Spies», un drama teatral sobre la Guerra de la Independencia americana, detalla que la insistencia de George H. W. en tocarle llamó la atención de su esposa Barbara, quien pronunció un «basta» a su marido, y del equipo de seguridad, quien recomendó a la actriz que se distanciara a la hora de posar para las fotos. Según la confesión que Lind hizo pública en su perfil de la red social Instagram, un portavoz del expresidente le pidió excusas al término de la sesión de esta manera: «El presidente Bush, bajo ninguna circunstancia, ha pretendido causarle ningún daño . Y le pide sus más sinceras excusas si su broma le ha ofendido».
No ha sido la única reacción sonora al impacto del hasta ahora todopoderoso caso de Harvey Weinstein . La presentadora Megyn Kelly, una de las figuras con más audiencia en el panorama televisivo, ahora en la cadena NBC, ha aprovechado el momento para martillear sobre la figura de excompañeros que, como Bill O´Reilly, protagonizaron en la conservadora Fox uno de los escándalos de acoso sexual más sonados de los últimos años . Después de que «The New York Times» revelara que la cadena ayudó al célebre periodista a enjugar una indemnización por abuso de 32 millones de dólares con un nuevo contrato millonario, y de que O´Reilly se defendiera atacando a sus propias víctimas, Kelly arremetió contra él y contra el entonces director general de la Fox, recientemente fallecido, Roger Ailes.
En la otra costa del país, en la oeste, la tormenta de las denuncias de actrices no amaina. Animadas por salida a la palestra de sus compañeras, han ido acumulando una lista de presuntos acosadores, que podría hacer las veces del reparto de una superproducción. El director Oliver Stone tuvo que reconocer recientemente que eran ciertas las acusaciones de la modelo Carrie Stevens de haberle agarrado por los pechos en una fiesta, hace dos décadas. También Patricia Arquette apuntó a Stone, asegurando que hace algunos años le había invitado para ofrecerle participar en una película «de alto contenido sexual» y que, cuando se encontraron para una cita «estrictamente profesional», el director le reprochó que se hubiera presentado con su pareja.
Las denuncias también han alcanzado a Ben Affleck . Como recordó recientemente la afectada, en 2003, el actor tocó los pechos de Hillarie Burton, presentadora de Total Request Live, un programa televiviso de celebridades, una vez hubo terminado la entrevista. Affleck le tuvo que pedir perdón en Twitter hace unos días.