«Cazadores españoles del siglo XX», la verdadera defensa del medio ambiente
Cuatro generaciones de españoles, en su mayoría de la nobleza, han enriquecido la fauna
El libro «Cazadores españoles del siglo XX» (Ed. Turner) representa un canto a la defensa de nuestro patrimonio natural, a su sostenibilidad y a cómo cuatro generaciones de españoles, en su mayoría de la nobleza , han mantenido y enriquecido la fauna española. A lo largo de 272 páginas eminentemente gráficas se traza el perfil de 35 grandes escopetas españolas del siglo XX. Arrancando con Antonio de Corvasí y Vicentell (1848-1937) y terminando con Ricardo Medem y Sanjuán (1932-2009). La mayoría de los perfiles están escritos por descendientes o familiares cercanos de los retratados y eso genera las lógicas desigualdades literarias.
Lo más relevante de la obra es el papel de los cazadores españoles en defensa de la naturaleza. El marqués de Villaviciosa de Asturias (1870-1941) fue, como senador, el promotor de la Ley de Parques Nacionales (1916) de la que ya en 1918 salieron los de Covadonga y Ordesa. Otro ejemplo lo da en tiempos más recientes el conde de Teba (1907-1997) cuya mayor preocupación eran las aves migratorias: tórtolas, abejarucos, oropéndolas, becadas u otras. O el conde de Villagonzalo (1880-1936) que aportó miles de hectáreas de la cara norte de la Sierra de Gredos al Coto Real creado en 1905 por Alfonso XIII . La razón fue ayudar a la recuperación y conservación de la cabra montés.
Sin duda Alfonso XIII juega un papel clave como hilo conductor hasta 1931 en un tiempo en que, en palabras del actual marqués de La Romana , «las elites europeas se reúnen como si fueran un solo mundo desde la caída de la Comuna.»
En un mundo de hombres, tienen cabida tres mujeres : la Infanta Alicia (1917-2017), la duquesa de Montellano (1908-1998), que fue una de las creadoras del World Wildlife Fund, y la duquesa de Maura , (1904-1972), que inculcó a sus descendientes un amor por el campo que lleva a su nieto Ramiro a decir en el libro que «en este siglo XXI aunque muchas cosas han cambiado, tenemos que ser optimistas respecto al futuro y alterar un poco las expectativas. No se pueden esperar las perchas de miles de perdices salvajes o decenas de chochas o tórtolas que se obtenían en el siglo anterior, pero la belleza del campo, la vegetación y los paisajes, siempre tienen mayor atractivo como escenario de la caza , el concurso de perros, caballos y armas, que como escenario en el que el hombre sea un observador ajeno a la gestión de las especies».
Noticias relacionadas