Historia de una polémica adopción: las dudas persiguen a Isabel Pantoja
La tonadillera fue acusada de pagar sobornos en Perú para acelerar los trámites, pero el caso terminó siendo archivado
El pasado nunca muere, ni siquiera es pasado. Qué razón tenía el escritor William Faulkner. Y si no, que se lo pregunten a María Isabel Pantoja Martín , nacida como Andrea Celeste Rodríguez en Cuzco (Perú) el 8 de noviembre de 1995. De la noche a la mañana se ha encontrado con dos madres. Una, la de siempre, está en la cárcel cumpliendo condena por blanqueo de capitales. La otra, la biológica, ni estaba ni se la esperaba, pero ha aparecido dos décadas después de dar a su bebé en adopción. Roxana Luque ha brotado del anonimato como si nada para rentabilizar el que su niña acabara en el hogar de uno de los personajes más cotizados del cuché nacional.
Chabelita lo había repetido en más de una ocasión tras alcanzar la mayoría de edad : «Sólo tengo una mamá; Isabel Pantoja», pero sus raíces familiares entretejen ahora su peor pesadilla. Roxana había aparecido únicamente para darle un abrazo antes de morir. De momento no habrá reencuentro, pero ya ha concedido una entrevista de trece páginas a una revista del corazón y otra a un programa de televisión, y además, se postula como concursante de «Gran Hermano VIP». Carne de cañón televisiva.
La polémica resulta indisociable de la vida de Chabelita, y ya el propio proceso de adopción acabó convirtiéndose en un sainete de tintes dramáticos. Un año le costó a la tonadillera tener a su hija en brazos. Su condición de personaje público enturbió las gestiones necesarias en todo trámite de adopción, y acabó siendo acusada de acelerar los trámites legales a golpe de talonario.
El punto de contacto de Pantoja con Perú para ampliar la familia viene de la mano del manager peruano Domingo Castro Garanchena, quien la contrataba para sus actuaciones en aquel país. Este se convertiría en el intermediario perfecto entre Vladimiro Montesinos, mano derecha del entonces presidente de Perú, Alberto Fujimori, y la tonadillera . Para la posterioridad queda esa foto de una jovencísima Isabel vestida de rojo con sus sempiternas gafas de sol y acompañada por Fujimori en el aeropuerto tras una nube de fotógrafos.
Pantoja ha recordado en más de una ocasión la odisea que supuso materializar la adopción. Residió en un hotel de Lima durante treinta días con el bebé de seis meses. El nombre de Celeste apareció cada uno de esos treinta días en los periódicos por si alguien la reclamaba, tal como estipulaban las leyes de adopción peruanas. No fue así, y en mayo de 1996 Isabel aterrizaba en Madrid como feliz madre de Chabelita. María del Monte se convirtió en madrina de la niña y, con su hermano Kiko Rivera , bien podían acercarse al retrato de una familia feliz.
La tranquilidad en Cantora duró poco. Años después el diario peruano «Hoy» denuncia posibles irregularidades en la adopción de Chabelita Pantoja. Se acusó a Isabel de haber recibido trato de favor a cambio de dinero por saltarse los trámites legales. Se llegó a afirmar incluso que el propio Fujimori había acompañado a Isabel Pantoja al orfanato para elegir a la niña y que Montesinos, actualmente en prisión acusado de 43 causas penales, le pudo haber «arreglado» a la tonadillera la adopción de su hija.
Libre de culpa
El revuelo fue mayúsculo y forzó a una investigación judicial. Isabel Pantoja tuvo que declarar en Madrid ante el juez español Guillermo Ruiz Polanco y el fiscal Jesús Alonso Cristóbal para responder a las preguntas enviadas por la fiscal peruana Juana Meza.
La artista negó conocer a Vladimiro Montesinos, a pesar de que una tal Dora Beatriz Escudero, expolicía, chófer y guardaespaldas de Isabel Pantoja durante su estancia en Perú, aseguraba haber sido testigo de los sobornos. En cuanto a los supuestos pagos irregulares, alegó que ella sólo había desembolsado las tasas normales que implicaban los trámites de adopción y nunca los 80.000 dólares que según«Hoy» habría pagado a Montesinos y a la Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colón.
Durante este amargo proceso, la pareja de la tonadillera, Diego Gómez , se convirtió en su mejor apoyo. «No vamos a permitir que ningún medio de comunicación frivolice con este asunto», declaró. «Estamos hablando de una niña de seis años, feliz, con una madre que ojalá tuvieran muchos niños. La adopción se hizo por medio de todos los cauces legales y normales».
Finalmente, el Tribunal Constitucional de Perú concluyó que no había pruebas contra Isabel Pantoja y que la adopción era legal . El sosiego se intaló en el hogar de los Pantoja, pero sólo por una temporada. Aún quedaban otros muchos capítulos por llegar. La imputación de Isabel Pantoja en el caso Malaya y su posterior ingreso en prisión, el 18 cumpleaños de Chabelita con embarazo incluido, su ruptura con Alberto Isla, los desencuentros con su hermano Kiko... Pocas telenovelas existen en la actualidad con un guión tan movido.
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