Estoril espera el retorno del Rey
Las autoridades de Cascais han ofrecido a Don Juan Carlos una residencia de verano en la costa lusa. Una de las opciones es un palacio donde se solía reunir la realeza exiliada. El Rey emérito aún no ha aceptado
Casa Santa María fue concebida como morada de reyes y reinas. A comienzos del siglo XX, Jorge Torlades O’Neill, un aristócrata de origen irlandés afincado en Portugal, mandó levantar esta regia residencia sobre los acantilados de la costa de Cascais a su imagen y semejanza: pretenciosa e inaccesible. Gracias a su fortuna, fruto del boyante negocio tabacalero, O’Neill, que se hacía llamar conde de Tyrone y decía descender de los Reyes de Ailech, se dio el lujo de contratar al arquitecto Raul Lino da Silva para que erigiera este capricho de reminiscencias árabes. El adinerado noble jamás llegó a ver la pompa que hizo de su hogar una auténtica leyenda.
Los años dorados de Casa Santa María recién comenzaron en 1925, cuando la propiedad pasó a manos de los Espírito Santo, la dinastía de banqueros portugueses. Manuel e Isabel Espírito Santo fueron el mejor apoyo financiero de los Condes de Barcelona durante su largo exilio en Estoril . Don Juan y Doña María de las Mercedes se instalaron en esta localidad lusa a mediados de la década de 1940 y a ellos les siguieron los Saboya, los Orleans, los Hungría, los Bulgaria y sus cortes, que entonces huían de la guerra y la persecución política.
Casa Santa María se convirtió en el punto de encuentro de las Familias Reales desterradas, en donde solían coincidir la Gran Duquesa Carlota de Luxemburgo, el Rey Humberto II de Italia y los Duques de Windsor. En los veranos de los años 50, un jovencísimo Don Juan Carlos interrumpía sus estudios en el Palacio de Miramar, en San Sebastián, para reunirse con su familia en Portugal . El hogar de los Espírito Santo, a 3 kilómetros de «Villa Girlada», era testigo silencioso de los encuentros entre Juanito y la Princesa María Gabriela de Saboya, que en aquellos años vivía a un paso de Casa Santa María.
Don Juan Carlos mantuvo durante toda su vida su amistad con los banqueros portugueses y, ya casado con Doña Sofía, continuó visitando la residencia de Cascais . Ya en los años 70, las Infantas Doña Elena y Doña Cristina solían jugar con los nietos de Manuel e Isabel en la terraza de Casa Santa María. Pero a mediados de los años 80, Estoril comenzó a perder su brillo. La muerte del Rey de Italia, en 1983, y la partida definitiva de los Condes de Barcelona, que en 1990 vendieron «Villa Giralda», terminaron por cerrar un capítulo glorioso de la historia de esta villa.
Giovanna de Bulgaria, madre del Rey Simeón, murió en 2000 y fue la última de Estoril. O la penúltima. Porque queda la Infanta Doña Margarita, que sigue disfrutando de su residencia, no muy lejos de Casa Santa María. «Es su lugar en el mundo para desconectar», dicen sus amigos. En abril de este año la hermana del Rey emérito y su marido, Carlos Zurita, abrieron allí una delegación de la Fundación Duques de Soria, orientada a desarrollar proyectos culturales en el municipio luso. El alcalde, Carlos Carreiras, presidió el acto. Él es el hombre detrás del plan para que Don Juan Carlos vuelva a esta tierra.
A la espera de una respuesta
«Es un acuerdo de afectos y recuerdos, dada la relación que existe entre la Casa Real española y Cascais» , dijo Carreiras, del partido conservador PPD/PSD, a propósito de la inauguración de la Fundación Duques de Soria. En el acto, el político añadió que es «un privilegio» establecer « una relación de vecindad con los españoles, en línea de lo que fue la estancia de Don Juan de Borbón aquí». Ahora, el alcalde quiere escribir un nuevo capítulo en la historia que une a los Borbón con el portugués eje Estoril-Cascais-Sintra.
Según ha podido confirmar ABC, la Cámara Municipal de Cascais, presidida por Carreiras, ya ha invitado formalmente al Rey emérito a que vuelva a veranear en la costa lusa , escenario de numerosos momentos felices que han marcado a la familia del Rey (el baile de debut de la Infanta Doña Pilar, el enlace matrimonial de la Infanta Doña Margarita, la boda de su prima María Pía de Saboya).
«Hicimos contactos informales con Su Majestad el Rey Juan Carlos I, pero estamos a la espera de una respuesta », ratifican a ABC fuentes municipales involucradas en el proyecto. «Aún es todo muy prematuro», añaden. Carreiras y su equipo barajan varias residencias en la zona dignas de albergar al antiguo Monarca. Casa Santa María, que es propiedad de la Cámara Municipal de Cascais desde 2004, lleva todas las de ganar. El palacio está abierto al público todo el año e incluso se alquila para eventos, pero las autoridades municipales están dispuestas a habilitar una zona como apartamentos privados para que el Rey emérito vuelva a disfrutar de este paraíso perdido de la realeza, testigo silencioso de los años dorados de Estoril.
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