Nicole Kidman regresa al teatro 17 años después de su provocador debut
Interpreta en Londres a Rosalind Franklin, quien impulsó el descubrimiento del ADN
Han pasado 17 años, pero la imagen continúa grabada a fuego en la memoria de la crítica teatral londinense. Una jovencísima, angelical y a la vez seductora Nicole Kidman debuta en los escenarios del West End con la obra «The Blue Room» , de David Hare. Nadie habla de otra cosa. El fuerte contenido sexual del guión sitúa a Kidman en más de una situación comprometida que le obliga a despojarse de la mayor parte de su ropa y protagonizar un breve desnudo. El público del Donmar Warehouse queda cautivado. Las entradas se venden a precio de oro en la reventa y su interpretación es calificada de «pura viagra teatral», según el crítico del «Daily Telegraph», Charles Spencer.
Tras aquella obra, Nicole Kidman no volvió a la escena británica. Nunca se supo muy bien si por la sequía de ofertas o más bien por pura elección personal. Ahora, a sus 48 años, la actriz australiana atraviesa una fase de renacimiento profesional en la que ha decidido volver a subirse a las tablas londinenses.
El teatro Noel Coward de Leicester Square acogió el pasado sábado el estreno de «Photograph 51», una obra de Anna Ziegler, en la que interpreta a Rosalind Franklin, la científica británica que ayudó a descubrir la estructura del ADN, y que murió con apenas treinta y siete años. Nicole Kidman actúa junto a Will Attenborough bajo las órdenes de Michael Grandage, uno de los más prestigiosos directores teatrales británicos.
La australiana recibió el pasado año el guión y le atrajo el que estuviera escrito por una mujer y que glosase la historia de una fémina a la que muy poca gente conoce. «Cuando Michael me envió el papel me sentí honrada de representar a esta mujer extraordinaria. Ha sido precioso estar ensayando aquí durante el verano, trabajando con unos actores tan comprometidos y visitar el King´s College, donde Rosalind hizo la mayor parte de su investigación».
Antes de aceptar la oferta, recabó información sobre el personaje con la ayuda de su padre, el doctor Antony Kidman, experto en bioquímica, quien finalmente le empujó a seguir adelante con el proyecto. El pasado mes de septiembre fallecía a causa de una caída accidental en la habitación del hotel de Singapur en el que se alojaba. Mucho le ha costado a la familia superar esta pérdida, pero Nicole ha querido plantear esta obra como un homenaje hacia su padre. «Cuando le comenté que tenía entre manos este papel se emocionó mucho. Tras su muerte, pensé que esta obra la tenía que hacer por él».
El regreso de Kidman al West End levantó una gran expectación y el sábado decenas de personas se agolpaban a las puertas del teatro para tomarse un selfie con la aclamada actriz. Exultante, vestida íntegramente de negro, Kidman atendió amablemente a sus fans. Quienes se perdieron la «segunda juventud teatral» de Nicole fueron su marido Keith Urban y sus hijos Faith Margaret y Sunday Rose.
La obra estará en cartel hasta el próximo 21 de noviembre. De momento, es pronto para aventurar si se convertirá en otra dosis de pura viagra teatral. No apunta muchas maneras.
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