Vicente Gracia, «el poeta de la joyería» que ha conquistado Arabia Saudí

La princesa Ameerah Al-Taweel ejerce de mecenas de este joyero valenciano en su país

Vicente Gracia, «el poeta de la joyería» que ha conquistado Arabia Saudí rober solsona

angie calero

En el número 4 de la calle de la Paz en Valencia, a través de una puerta recubierta con azulejos y bajo un toldo carmesí, se adentra un jardín secreto que supone un viaje al pasado; a un mestizaje entre tradición y modernidad. Al fondo, una escalera de caoba cruje peldaño tras peldaño, dicen que esta madera fue la última pieza que salió de Cuba antes de la guerra.

Arriba, en un salón engalanado con tapices, alfombras persas y una nube de incienso se encuentra Vicente Gracia (Valencia, 1961) sentado en una mesa con forma de ele. Entre plumas, acuarelas y vitrinas con sus piezas más exclusivas, se halla este creador que la casa de subastas Christie’s, la más importante del mundo, lleva calificando desde 2007 como « el poeta de la joyería ».

El pasado 6 de julio viajó a Arabia Saudí, en concreto a la ciudad de Riyadh, donde por mediación de Ameerah Al-Taweel , la esposa del príncipe Alwaleed bin Talal -sobrino del rey y uno de los hombres más ricos del mundo-, participó en la exposición «El secreto de la alandalus». «La Princesa se ha encargado prácticamente de todo. Es nuestra gran valedora allí. Ella seleccionó las 23 piezas que más le gustaron y envió una invitación a toda su gente», relata Gracia con esa costumbre que tiene de convertir cualquier historia en un relato. Ahora esas joyas se encuentran en Riyadh , donde permanecerán hasta septiembre, cuando tendrá lugar un desfile de alta costura de Harvey Nichols donde el equipo de Gracia -al que hace dos años se incorporó Juana, la hija de Juan Roig, para liderar la expansión internacional del joyero- expondrá su producto. Desde « Time entertainment», la princesa Ameerah ejerce «labores de promoción y mecenazgo . Juega muy bien su papel cuando está con los embajadores y gente de la realeza, pero luego con nosotros también hace un gran equipo».

Gracia reconoce que el momento «más bonito» de su profesión es cuando logra «ver la belleza en una pieza», sobre todo cuando le ha dado vueltas y consigue verla. «Para mí ese momento es el más brillante de todos», cuenta. Y es que no es un joyero al uso, es un orfebre que huye de las etiquetas que señalarían su obra como un signo de ostentación. Porque detrás de cada alhaja que diseña hay un poso cultural muy elevado que muestra los ejes fundamentales de su trabajo: la Ruta de la Seda en Valencia, la poesía sufí y la herencia islámica en España . Precisamente por ese sello tan propio, sus piezas han seducido a personajes tan destacados como la Reina Sofía . «Tiene un broche que le regalaron y ella me pidió unos pendientes a juego. Porque la Casa Real solo acepta regalos institucionales de artesanos, nunca de firmas como, por ejemplo, Cartier. La Reina Letizia tiene un abanico joya, unos pendientes, una pulsera… Las dos tienen muchas cosas mías», dice con una mezcla entre humildad y discreción. Aunque las Reinas españolas no han sido las únicas que se han interesado por sus creaciones. Entre sus seguidores más fieles también se encuentran el actor Daniel Craig , la modelo Andie McDowell , la actriz Darul Hannah , el Aga Khan o Michael Jackson . «Para Jackson los árboles de siete ramas eran muy importantes. Por eso le hice un árbol de onix con siete ramas, en cada una había una piedra preciosa».

Pero no solo de personajes destacados vive este joyero. La singularidad y calidad de las alhajas de Gracia le han llevado a exponer por todo el mundo. Desde Octium , de la Familia Real Kuwaití hasta al Barneys de Nueva York, pasando por el libro de Juliet de la Rochefocauld o «Quintessentially», el catálogo producido por Tom Parker , el hijo de Camilla Parker-Bowles , que recoge las creaciones más exclusivas del mundo.

Atrás queda «El Reóforo», la colección futurista que le llevó a ganar el Premio Nacional de Diseño en el 86. Una distinción que propuso Enrique Tierno Galván , por aquel entonces alcalde de Madrid. Eran los años de La Movida y ese premio le abría las puertas a un círculo distinguido de artistas, pintores, diseñadores… Pero a él no le hizo falta llegar a Madrid para tocar el cielo. Después de estudiar en la Escuela Messana en Barcelona volvió a Valencia. En la calle de la Paz, entre música mozárabe y poemas de Rumi, este valenciano ha conquistado el mundo gracias a su pasión por «las Mil y una noches», la Alhambra y la tradición valenciana.

Vicente Gracia, «el poeta de la joyería» que ha conquistado Arabia Saudí

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