La avispada «tonta del bote»
La película más célebre de Lina Morgan llevó a las salas a más de un millón de espectadores
Lina Morgan tuvo su propio teatro y en televisión acumuló audiencias por las que hoy mataría un directivo, pero la gran pantalla no fue generosa con una de nuestras actrices más populares. Con «La tonta del bote» inmortalizó a su personaje más conocido, que alguien se atrevió a bautizar como «el Charlot español» y que llevó a las salas a un millón largo de fieles . Pese a todo, y aunque el séptimo es el arte menos perecedero de los que practicó, no será la faceta por la actriz segoviana será recordada. Caprichos de la memoria.
Tampoco habrá muchos espectadores capaces de rememorar «Vampiresas 1930 », de Jesús Franco, que rodó a los 24 años, después de casi una década como actriz cómica de revista, al lado de Juanito Navarro . Según la contabilidad del Ministerio de Cultura, la vieron 124 espectadores. Si alguno se encuentra entre los lectores, que sepa que merece una entrevista. También de 1961 es « El pobre García », de Tony Leblanc , que disparó la cifra hasta las 50.000 entradas.
Dos años después, « Objetivo las estrellas », de Ramón Fernández , superó su récord negativo: pasaron por taquilla 117 personas. En su diccionario del cine español, Augusto M. Torres diagnostica: «Sus excesos no terminan de funcionar en el cine». La Academia de Cine, que tiene su propio glosario, es algo más generosa, pero habla de «humor primario».
Ajena a todo, la carrera de la actriz prosiguió con tenacidad en los sesenta, con « Una tal Dulcinea », « La cesta » y « Julieta engaña a Romeo », hasta que en el año post ye-yé de 1966 encontró el camino, lejos de los principales papeles, con « Algunas lecciones en amor ». « ¿Qué hacemos con los hijos? » se acercó a los dos millones de espectadores, que fueron superados por « Las que tienen que servir », de José María Forqué . El acierto sociológico terminó con « Los subdesarrollados », que culminaba la mejor y más coral etapa de su filmografía.
Lina Morgan reorientó entonces su carrera hacia otro tipo de cine, de indudable tirón, en el que se erigió en protagonista casi absoluta, amparada por su personaje de revista más popular, la mujer inculta salvada por el ingenio. Desautorizando a los eruditos, su éxito se instaló en las pantallas. Llegaron « Soltera y madre en la vida » (1969) y « La tonta del bote » (1970), obra de Pilar Millán Astray que a la tercera adaptación encontró a la actriz y al director ( Juan de Orduña ) adecuados. Los setenta aprovecharon la inercia, con Mariano Ozores al frente de varios títulos de vocación paródica y rentabilidad suiza: « La graduada », « Dos chicas de revista », « La descarriada» , « Una monja y un don Juan », « La llamaban La Madrina » y « Señora doctor » se sucedieron a un ritmo que el público ya no podía seguir. Hasta los títulos eran más rebuscados. Antes de la muerte de Franco le dio tiempo a rodar « Esta que lo es... », « Una pareja… distinta », « Fin de semana al desnudo », « Dormir y ligar todo es empezar », « Los pecados de una chica casi decente », « Imposible para una solterona » y « Un día con Sergio », cuyo estreno tardío marcó el final de su producción fílmica.
Como epílogo, en 1994 intentó reverdecer sus triunfos televisivos con « Hermana, ¿pero qué has hecho? ». Puede que algún crítico cruel tuviera la tentación de titular así su reseña, pero Lina se despide como una de las actrices españolas que más público ha reunido, también en las salas de cine.
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