Antonio Banderas protagonizó la VI edición de la gala filantrópica Starlite en Marbella
El actor malagueño hizo todo lo posible para recaudar fondos a beneficio de la Fundación Niños en Alegría
La argentina Valeria Mazza y Joaquín Prat fueron los encargados de animar una fiesta en la que se premiará a personalidades como la cantante Laura Pausini, la periodista Irene Villa, el actor Imanol Arias y el abogado y político mexicano Miguel Alemán.
Banderas, junto a la anfitriona Sandra García San Juan, hicieron lo imposible para recaudar fondos a beneficio de la Fundación Niños en Alegría, que ha construido once escuelas en México y ya tiene más de 3.000 chavales escolarizados, y Lágrimas y Favores, fundación que preside el propio Banderas y que destina sus beneficios a becas para estudiantes en la Universidad de Málaga y colaboraciones con Cáritas, Cudeca, el economato social Corinto y otras entidades.
—Hace algo más de un año le entrevisté y hablamos sobre la crisis en España. Ahora tenemos un escenario bien distinto…
—Parto de la base de que soy un optimista patológico. Sé que queda mucho camino por recorrer, especialmente en la calidad del empleo, pero se han dado pasos hacia adelante y eso hay que reconocerlo. Hay una actuación distinta a la de hace dos años, cuando nos comían los problemas y estábamos en una situación agobiante. Ese agobio se ha ido desinflando un poco.
—¿Cómo ve la situación a corto y medio plazo?
—Hay desafíos enormes en los meses próximos entre las elecciones catalanas y las generales, que van a ser cruciales. Pero yo siempre he creído en la sensatez de los españoles a la hora de votar. Sinceramente, lo pienso. Y apelo a eso, a que la gente sepa leer lo que está pasando y le dé a cada uno lo que le tenga que dar. Sin más. Hace tiempo que dejé de apoyar a los partidos políticos de forma pública. Realmente fue desde el año 1996, cuando acabé con esa implicación que era casi ciega. Hoy he aprendido que cada vez me interesan más las personas que los partidos.
–¿En qué se nota esa aprenduzaje suyo?
—Se ha visto claramente que yo tengo una buena relación con el alcalde Málaga, Francisco de la Torre, que es del PP. Pienso que ha hecho una gran labor por mi tierra. Yo apoyo a este alcalde y no se me caen los anillos por decirlo. Igual que tengo muchas esperanzas en Susana Díaz, que es del PSOE, en su labor como presidenta de la Junta de Andalucía. No creo que sea una contradicción porque yo apoyo a las personas que hacen bien su trabajo y me importa un pito el partido al que representen.
–¿Qué opinión tiene de los nuevos partidos políticos como Ciudadanos o Podemos?
–Hace mucho tiempo que dejé de creer que la Coca-Cola era la chispa de la vida. Lo que me preocupa son los giros que se han dado en los programas de determinados partidos, que huele a buscar votos como sea. Lo que Podemos dijo en las elecciones europeas es muy diferente a lo que dicen ahora. Eso me resulta un poco sospechoso. Respeto enormemente a ese partido, pero estoy muy expectante por ver cómo se desarrollan las jefaturas que tienen en los ayuntamientos. Creo que están metidos más en el tema del poder. Ha habido declaraciones impresionantes del pasado que han salido ahora y por eso quiero que sea el tiempo y la sociedad española los que vayan juzgando. Vamos a ver cómo se desenvuelven las cosas aunque no sé si podremos tener una visión clara antes de las elecciones. Espero que sí haya tiempo para que la gente reflexione y sepa lo que quieren.
–Habrá quien considere que ahora ya son todos casta...
–Está bien que todos sean casta, pero no caspa.
–Mientras usted promueve aglutinar países en torno al español para crear la gran industria del cine latino, en Cataluña otros promueven el independentismo.
–Me preocupa ese asunto, pero sobre todo por ellos. Si resulta que la polarización que existe entre los catalanes está alrededor del 50 por ciento, lo que se ve es que más que un problema con España es un problema entre catalanes. A nivel ideológico puede abrir heridas difíciles de curar en el futuro. Yo tengo grandes amigos catalanes y he trabajado con ellos. Son serios y muy profesionales. Sienten su Cataluña, pero también sienten España. Hay que respetar las decisiones que se tomen, pero vivimos en un estado de Derecho que hay que acatar. Soy de los que pienso que la Constitución del 78 es algo muy serio. La gente votó esa Constitución, se votó la Monarquía Parlamentaria y no hay que olvidar esos hechos tan importantes. Lo que no se puede es perder los papeles como pienso que está haciendo el señor Artur Mas poniendo en peligro cosas fundamentales para la convivencia en España. Trato de ser muy respetuoso con todas las sensibilidades, pero me parece que estamos entrando en un terreno muy peligroso.
Noticias relacionadas