El productor de Beyoncé, de 70 millones de dólares al año a la ruina
Scott Storch lanzó al éxito a cantantes como Christina Aguilera, 50 cent o Justin Timberlake. Ahora está arruinado por culpa de sus adicciones
Si «Baby Boy» de Beyoncé es una canción de éxito, es gracias a Scott Storch , un productor que lanzó al éxito a la diva del pop junto a otro nutrido grupo de cantantes como 50 Cent, Justin Timberlake, Christina Aguilera o incluso Tyga , el novio rapero de Kylie Jenner . Un ojo en los negocios y un buen oído musical que le llevó a la cima y a ganar unos 70 millones de dólares al año . Ahora, Storch luce orgulloso sus relojes de lujo y sus cochazos, pero la realidad es que su compañía discográfica no vale ni un centavo y en el bolsillo sólo le quedan 100 dólares .
Storch amasó su fortuna en la primera década del siglo XXI y se convirtió en uno de los ricos más horteras de Estados Unidos, de costa Este a coasta Oeste . Con apenas 25 años, vivía a golpe de talonario y se colgaba del brazo de las mujeres más hermosas que encontraba a su paso. Una vida a todo tren que ha terminado por desacarrilar, dejando al productor sin un triste dólar para ahogar sus penas en una caña.
Según la web TMZ, los delirantes gastos de Storch , sumados a sus adicciones, han sido su perdición. Según la web de cotilleos, en sólo tres años el productor ha gastado casi 30 millones de dólares en cocaína , la principal causa de su quiebra. Para hacer frente a las deudas, el productor tuvo que deshacerse de su colección de coches de lujo , en los que incluía Rolls Royce, Mercedes y un Lamborginh i , así como de su mansión en Los Ángeles. Fuentes cercanas aseguran que sólo le quedan unos 3.600 dólares, divididos entre 500 invertidos en ropa, 3.000 del reloj y 100 en billetes .
Para hacerse una idea de las malas cuentas que llevaba Storch, basta decir que en el último año ganó 10.000 dólares en total, y en tres meses gastó 30.000 en drogas . En su cuenta de Instagram comparte fotografías con artistas como Chris Brown o Jay - Z entremezcladas con otras de sus cochazos, su jet privado o sus vacaciones en playas paradisiacas de las que, por ahora, no podrá volver a disfrutar.
Noticias relacionadas